Aunque se trata de una de las revoluciones que cambiaron el mundo, los orígenes exactos de la rueda siguen siendo hasta hoy un gran enigma. Resulta que los arqueólogos no solamente desconocen con certeza cuándo y dónde se inventó la primera rueda, sino también si se desarrolló de forma independiente en distintas épocas y lugares. Intentar resolver estos misterios es justamente lo que ha hecho un estudio que acaba de publicar la revista Royal Society Open Science, según el cual la invención de la rueda tuvo lugar hace unos 6,000 años en Europa del Este, concretamente en la cordillera de los Cárpatos, la segunda más larga de Europa.
Las pruebas arqueológicas sitúan el primer uso y la adopción generalizada de las ruedas durante la Edad del Cobre, un período comprendido entre el 5,000 y el 3,000 a.C. aproximadamente, en toda Europa, Asia y el norte de África. Basta pensar en las escenas de guerra pintadas, las ruedas en miniatura, los juguetes infantiles y los rituales funerarios con carros. Sin embargo, desde su invención la rueda se extendió muy rápidamente, por lo que mirando desde hoy resulta extremadamente complejo comprender dónde y cuándo se desarrolló por primera vez.
Existen tres teorías principales sobre el origen de la rueda. Algunos expertos afirman que apareció por primera vez en Mesopotamia alrededor del 4,000 a.C. y que luego se extendió a Europa. Otra teoría, en cambio, sugiere que se desarrolló cerca de la costa del Ponto, en el norte de Turquía, hacia el 3,800 a.C. Mientras que la tercera y novedosa teoría sostiene que la rueda se inventó en los Cárpatos entre el 4,000 y el 3,500 a.C., y que desde allí se extendió a distintas regiones. Esta última teoría, planteada en 2016 por Richard Bulliet, historiador de la Universidad de Columbia y coautor del nuevo estudio, se basa en la idea de que, en torno al 4,000 a.C., el cobre se había vuelto difícil de encontrar, lo que llevó a los mineros a adentrarse cada vez más en las minas para extraer el metal con la ayuda de carros. De hecho, los modelos de carros de finales de la Edad del Cobre que se han encontrado en la región de los Cárpatos son similares a los carros mineros actuales.
Utilizando técnicas de mecánica computacional, el equipo estudió las posibles transformaciones y cómo se inventó la rueda. El análisis demostró que fueron necesarias tres innovaciones: primero, rodillos simples; segundo, ruedas unidas a un eje; y tercero, en el que las ruedas se mueven independientemente del eje. Según los investigadores, las singulares características físicas del entorno minero desempeñaron un papel clave en la evolución del sistema rueda-eje. "El entorno en el que operaban los inventores de las ruedas contenía algunas características únicas que favorecieron la transición al transporte por rodillos", explicó Kay James, coautora del estudio, a LiveScience. "Esencialmente, estas características ambientales, por ejemplo un camino estrecho y cerrado, impulsaron a los desarrolladores hacia ese aspecto concreto". Aunque el nuevo estudio sugiere que los mineros del cobre de Europa del Este podrían haber sido los impulsores de la tecnología de ruedas ya en el año 4,000 a.C., sigue existiendo la posibilidad de que múltiples civilizaciones inventaran la primera rueda de forma independiente, como ocurrió con la escritura, por ejemplo.
[Fuente: wired.es]
Pirámide escalonada de Zóser, la primera del Antiguo Egipto y del mundo (2611 a.C.)
El monumento ubicado en la necrópolis de Saqqara es considerada la pirámide más antigua en Egipto. Es décadas más antigua que las famosas pirámides de Keops.
Es muy difícil decir cuál es el número exacto de pirámides construidas en el Antiguo Egipto. En cualquier caso, aunque puede haber más, de la antigua civilización de los faraones se han llegado a descubrir en torno a 120 de estos monumentos, situados a lo largo del río Nilo.
Las tres principales pirámides de Guiza, y las más famosas, son las de Keops, Kefrén y Micerino. Sin embargo, estas no son las más antiguas aunque se crea que sí. ¿Cuál fue entonces la primera de estas icónicas estructuras que levantaron los egipcios?
Los egipcios construyeron pirámides como edificios funerarios, de tal forma que el objetivo era tener un lugar en el que el cuerpo del faraón momificado pudiera descansar para toda la eternidad y desde ahí alcanzar el más allá. En consecuencia, se depositaban en ellas las pertenencias que había tenido en vida el difunto (joyas, muebles...) e incluso se ponían alimentos que le ayudarían en ese viaje a la otra vida.
Las pirámides son, sin duda, el elemento más representativo de lo que fue el Antiguo Egipto, no solo por su belleza y lo que representaron, sino porque albergan grandes misterios.
A menos de 20 Kilómetros de El Cairo, en la conocida como la meseta de Guiza, se encuentran las pirámides de Guiza, sin duda la postal más emblemática de Egipto. Sin embargo, ¿son realmente las más antiguas? Recientemente se ha considerado que la pirámide escalonada de Zoser, en la necrópolis de Saqqara, es la primera pirámide del Antiguo Egipto y la gran estructura de piedra más antigua. Este monumento es la tumba del faraón Zoser (o Dyoser) (Necherjet Dyeser) de la Dinastía III (c. 2650 a.C.).
La pirámide de Zoser resulta de gran importancia en la historia del Antiguo Egipto en tanto que representa un gran paso adelante en la historia de la arquitectura y la ingeniería. Hay que tener en cuenta que no es solo la primera pirámide egipcia, sino también la primera pirámide del mundo. Se considera que se construyó entre 2630 y 2611 a.C., por lo que es décadas más antigua que cualquiera de las de Guiza.
Denominada antiguamente Dyeser Deyeseru, "la más sagrada", según el sacerdote e historiador antiguo Manetón fue edificada por Imhotep, el primer arquitecto conocido de la historia. Es la construcción más notable de la necrópolis de Saqqara, al sur de la ciudad de Menfis, y fue el prototipo de las pirámides de Guiza y de las restantes que se extendieron a lo largo del curso del Nilo.
¿Cuánto mide la pirámide de Zoser? La estructura se encuadra en un recinto que constituye un complejo funerario. En cuanto a sus dimensiones, mide 140 metros de longitud, 118 metros de ancho y 60 metros de alto. En lo que respecta al material de construcción, fue levantada con pequeños bloques calcáreos, con un modo de elaboración similar al del adobe.
Cabe destacar que la pirámide de Zoser supuso un cambio muy importante en el Antiguo Egipto: hasta su construcción, las tumbas reales consistían en cámaras subterráneas cubiertas por una estructura de adobe en forma de pirámide truncada llamada mastaba.
Tal y como indica el texto 'La construcción en Egipto. Primera parte', de Francisco Ortega Andrade, catedrático de Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, "con la pirámide de Zoser nace el período de la historia de Egipto definido como Etapa de las pirámides", aproximadamente entre los años 2.680 y 2.260 a.C. "La pirámide es una obra monumental que trata de oponerse a la muerte dotándola de una perspectiva de vida", analiza el historiador, y añade: "La pirámide es la morada eterna de los reyes. Los dioses son temporales, sectoriales, se suceden y viven en el templo. Así, Horus (dios del halcón) persiste hasta la cuarta dinastía".
[Fuente: Noelia Gómez, publicado en elespanol.com]
Es muy difícil decir cuál es el número exacto de pirámides construidas en el Antiguo Egipto. En cualquier caso, aunque puede haber más, de la antigua civilización de los faraones se han llegado a descubrir en torno a 120 de estos monumentos, situados a lo largo del río Nilo.
Las tres principales pirámides de Guiza, y las más famosas, son las de Keops, Kefrén y Micerino. Sin embargo, estas no son las más antiguas aunque se crea que sí. ¿Cuál fue entonces la primera de estas icónicas estructuras que levantaron los egipcios?
Los egipcios construyeron pirámides como edificios funerarios, de tal forma que el objetivo era tener un lugar en el que el cuerpo del faraón momificado pudiera descansar para toda la eternidad y desde ahí alcanzar el más allá. En consecuencia, se depositaban en ellas las pertenencias que había tenido en vida el difunto (joyas, muebles...) e incluso se ponían alimentos que le ayudarían en ese viaje a la otra vida.
Las pirámides son, sin duda, el elemento más representativo de lo que fue el Antiguo Egipto, no solo por su belleza y lo que representaron, sino porque albergan grandes misterios.
A menos de 20 Kilómetros de El Cairo, en la conocida como la meseta de Guiza, se encuentran las pirámides de Guiza, sin duda la postal más emblemática de Egipto. Sin embargo, ¿son realmente las más antiguas? Recientemente se ha considerado que la pirámide escalonada de Zoser, en la necrópolis de Saqqara, es la primera pirámide del Antiguo Egipto y la gran estructura de piedra más antigua. Este monumento es la tumba del faraón Zoser (o Dyoser) (Necherjet Dyeser) de la Dinastía III (c. 2650 a.C.).
La pirámide de Zoser resulta de gran importancia en la historia del Antiguo Egipto en tanto que representa un gran paso adelante en la historia de la arquitectura y la ingeniería. Hay que tener en cuenta que no es solo la primera pirámide egipcia, sino también la primera pirámide del mundo. Se considera que se construyó entre 2630 y 2611 a.C., por lo que es décadas más antigua que cualquiera de las de Guiza.
Denominada antiguamente Dyeser Deyeseru, "la más sagrada", según el sacerdote e historiador antiguo Manetón fue edificada por Imhotep, el primer arquitecto conocido de la historia. Es la construcción más notable de la necrópolis de Saqqara, al sur de la ciudad de Menfis, y fue el prototipo de las pirámides de Guiza y de las restantes que se extendieron a lo largo del curso del Nilo.
¿Cuánto mide la pirámide de Zoser? La estructura se encuadra en un recinto que constituye un complejo funerario. En cuanto a sus dimensiones, mide 140 metros de longitud, 118 metros de ancho y 60 metros de alto. En lo que respecta al material de construcción, fue levantada con pequeños bloques calcáreos, con un modo de elaboración similar al del adobe.
Cabe destacar que la pirámide de Zoser supuso un cambio muy importante en el Antiguo Egipto: hasta su construcción, las tumbas reales consistían en cámaras subterráneas cubiertas por una estructura de adobe en forma de pirámide truncada llamada mastaba.
Tal y como indica el texto 'La construcción en Egipto. Primera parte', de Francisco Ortega Andrade, catedrático de Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, "con la pirámide de Zoser nace el período de la historia de Egipto definido como Etapa de las pirámides", aproximadamente entre los años 2.680 y 2.260 a.C. "La pirámide es una obra monumental que trata de oponerse a la muerte dotándola de una perspectiva de vida", analiza el historiador, y añade: "La pirámide es la morada eterna de los reyes. Los dioses son temporales, sectoriales, se suceden y viven en el templo. Así, Horus (dios del halcón) persiste hasta la cuarta dinastía".
[Fuente: Noelia Gómez, publicado en elespanol.com]
Cristóbal Colón o los vikingos ¿Quienes fueron los primeros en llegar a América? (1492 o 1021)
El 12 de octubre de 1492, un grupo de españoles liderados por el italiano Cristóbal Colón llegó a una isla llamada Guanahaní después de cruzar el océano Atlántico. Aunque ellos pensaron que estaban en las Indias (Asia), en realidad habían descubierto un nuevo continente: América. Esa fecha quedó marcada en los libros de historia. Sin embargo, parece ser que se le adelantaron al explorador.
Según un estudio publicado por la revista Nature,los vikingos estaban presentes en el continente americano en el año 1021 d.C., es decir, hace exactamente 1.000 años.
El equipo internacional de científicos ha sacado sus conclusiones gracias a la datación por radiocarbono de objetos de madera descubiertos en un yacimiento arqueológico de Terranova, lo que podría ser el primer registro conocido de seres humanos que cruzaron de Europa a América. En concreto, analizaron tres trozos de madera, procedentes de tres árboles diferentes, que, según los científicos, procedían de contextos arqueológicamente atribuibles a los vikingos.
Aunque se desconoce cuando llegaron los europeos, si se ha podido saber cuando estuvieron. La fecha exacta, 1.021, se pudo determinar porque en el año 992 se produjo una enorme tormenta solar que provocó una clara señal de radiocarbono en los anillos de los árboles del año siguiente.
El año 1021 d.C. es el más antiguo en el que se puede demostrar científicamente la presencia europea en América. Las fechas anteriores de la presencia vikinga en América se han basado en gran medida en las sagas islandesas.
Aunque contradictorias y a veces fantasiosas, las sagas también sugieren que se produjeron encuentros, tanto violentos como amistosos, entre los europeos y los indígenas de la región. Sin embargo, se han encontrado pocas pruebas arqueológicas que confirmen estos intercambios. También existen otros relatos medievales que dan a entender que figuras prominentes del continente europeo se enteraron de que los vikingos habían tocado tierra a través del Atlántico.
El número de expediciones vikingas a América y la duración de su estancia sobre el Atlántico siguen siendo desconocidos. Todos los datos actuales sugieren que la estancia fue de corta duración, y es probable que el legado cultural y ecológico de esta primera actividad europea en las Américas haya sido pequeño. No obstante, las pruebas botánicashan confirmado que los vikingos exploraron tierras más al sur de Terranova.
[Fuente: ondacero.es]
Según un estudio publicado por la revista Nature,los vikingos estaban presentes en el continente americano en el año 1021 d.C., es decir, hace exactamente 1.000 años.
El equipo internacional de científicos ha sacado sus conclusiones gracias a la datación por radiocarbono de objetos de madera descubiertos en un yacimiento arqueológico de Terranova, lo que podría ser el primer registro conocido de seres humanos que cruzaron de Europa a América. En concreto, analizaron tres trozos de madera, procedentes de tres árboles diferentes, que, según los científicos, procedían de contextos arqueológicamente atribuibles a los vikingos.
Aunque se desconoce cuando llegaron los europeos, si se ha podido saber cuando estuvieron. La fecha exacta, 1.021, se pudo determinar porque en el año 992 se produjo una enorme tormenta solar que provocó una clara señal de radiocarbono en los anillos de los árboles del año siguiente.
El año 1021 d.C. es el más antiguo en el que se puede demostrar científicamente la presencia europea en América. Las fechas anteriores de la presencia vikinga en América se han basado en gran medida en las sagas islandesas.
Aunque contradictorias y a veces fantasiosas, las sagas también sugieren que se produjeron encuentros, tanto violentos como amistosos, entre los europeos y los indígenas de la región. Sin embargo, se han encontrado pocas pruebas arqueológicas que confirmen estos intercambios. También existen otros relatos medievales que dan a entender que figuras prominentes del continente europeo se enteraron de que los vikingos habían tocado tierra a través del Atlántico.
El número de expediciones vikingas a América y la duración de su estancia sobre el Atlántico siguen siendo desconocidos. Todos los datos actuales sugieren que la estancia fue de corta duración, y es probable que el legado cultural y ecológico de esta primera actividad europea en las Américas haya sido pequeño. No obstante, las pruebas botánicashan confirmado que los vikingos exploraron tierras más al sur de Terranova.
[Fuente: ondacero.es]
Jamestown y las primeras colonias británicas en América del Norte (1607)
En 1606, el rey Jacobo I de Inglaterra concedió cartas a la Compañía de Plymouth y a la Compañía de Londres con el fin de establecer asentamientos permanentes en América del Norte. En 1607, la Compañía de Londres estableció una colonia en Jamestown en la bahía de Chesapeake, pero la colonia Popham de la Compañía de Plymouth tuvo una corta vida. Aproximadamente 30 000 pobladores algonquinos vivían en la región en ese momento. Los colonos de Jamestown se enfrentaron a una adversidad extrema, y en 1617 sólo había 351 supervivientes de los 1700 colonos que habían sido transportados a Jamestown. Después de que los virginianos descubrieran la rentabilidad del cultivo de tabaco, la población del asentamiento se disparó de 400 colonos en 1617 a 1240 colonos en 1622. La Compañía de Londres quebró en parte debido a las frecuentes guerras con los indios americanos cercanos, lo que llevó a la corona inglesa a tomar el control directo de la Colonia de Virginia, como se conoció a Jamestown y sus alrededores.
En 1609, el Sea Venture, buque insignia de la Compañía de Londres, más conocida como Compañía de Virginia, en el que viajaban el almirante Sir George Somers y el nuevo teniente-gobernador de Jamestown, Sir Thomas Gates, fue conducido deliberadamente al arrecife del archipiélago de Bermudas para evitar su naufragio durante un huracán el 25 de julio. Los 150 pasajeros y la tripulación construyeron dos nuevos barcos, el Deliverance y el Patience y la mayoría partió de nuevo de las Bermudas hacia Jamestown el 11 de mayo de 1610. Dos hombres se quedaron atrás, y se les unió un tercero después de que el Patience regresara de nuevo y partiera hacia Inglaterra (se había previsto que regresara a Jamestown después de recoger más alimentos en las Bermudas), asegurando que las Bermudas permanecieran asentadas y en posesión de Inglaterra y de la Compañía de Londres desde 1609 hasta 1612, cuando llegaron más colonos y el primer Teniente-Gobernador de las Bermudas desde Inglaterra tras la ampliación de la Carta Real de la Compañía de Londres para añadir oficialmente las Bermudas al territorio de Virginia.
El archipiélago recibió el nombre oficial de Virgineola, aunque pronto se cambió por el de Las Islas Somers, que sigue siendo el nombre oficial, aunque el archipiélago ya era infame desde hacía tiempo como Bermudas, y el antiguo nombre español se ha resistido a ser sustituido. El teniente-gobernador y los colonos que llegaron en 1612 se asentaron brevemente en Smith's Island, donde prosperaban los tres que dejó el Sea Venture, antes de trasladarse a isla St. George donde establecieron la ciudad de New London, que pronto fue rebautizada como St. George's Town (la primera ciudad real establecida con éxito por los ingleses en el Nuevo Mundo como Jamestown fue en realidad James Fort, una estructura defensiva rudimentaria, en 1612).
Bermudas pronto fue más poblada, autosuficiente y próspera que Jamestown, y una segunda compañía, la Company of the City of London for the Plantation of The Somers Isles (más conocida como The Somers Isles Company) se escindió de la London Company en 1615, y continuó administrando Bermudas después de que la Carta Real de la London Company fuera revocada en 1624 (la Carta Real de la Somers Isles Company fue revocada igualmente en 1684). Bermudas fue pionera en el cultivo del tabaco como motor de su crecimiento económico, pero a medida que la agricultura tabacalera de Virginia la superaba en la década de 1620, y las nuevas colonias de las Indias Occidentales también emulaban su industria tabacalera, el precio del tabaco bermudeño cayó y la colonia dejó de ser rentable para muchos de los accionistas de la compañía, que en su mayoría habían permanecido en Inglaterra mientras los administradores o arrendatarios cultivaban sus tierras en Bermudas con la mano de obra de los sirvientes contratados. La Cámara de la Asamblea de Bermudas celebró su primera sesión en 1620 (la House of Burgesses (Cámara de los ciudadanos) de Virginia había celebrado su primera sesión en 1619), pero al no haber terratenientes residentes en Bermudas no había, en consecuencia, ninguna calificación de la propiedad, a diferencia del caso de la Cámara de los Comunes.
Cuando el tabaco tocó fondo, muchos accionistas ausentes (o "aventureros") vendieron sus acciones a los administradores o arrendatarios ocupantes, y la industria agrícola se desplazó rápidamente hacia las explotaciones familiares que cultivaban productos de subsistencia en lugar de tabaco. Los bermudeños pronto descubrieron que podían vender sus excedentes de alimentos en las Indias Occidentales, donde colonias como Barbados cultivaban tabaco en detrimento de los cultivos de subsistencia. Como el barco de revista de la compañía no podía transportar sus exportaciones de alimentos a las Indias Occidentales, los bermudeños comenzaron a construir sus propios barcos de cedro de las Bermudas, desarrollando el veloz y ágil balandro de las Bermudas y la vela bermudiana.
Entre finales de la década de 1610 y la Revolución Americana, los británicos enviaron entre 50.000 y 120.000 convictos a sus colonias americanas.
Mientras tanto, el Consejo de Plymouth para Nueva Inglaterra patrocinó varios proyectos de colonización, incluyendo una colonia establecida por un grupo de puritanos ingleses, conocidos hoy como los Peregrinos. Los puritanos abrazaron una forma intensamente emocional de protestantismo calvinista y buscaban la independencia de la Iglesia de Inglaterra. En 1620, el Mayflower transportó a los Peregrinos a través del Atlántico, y estos establecieron la Colonia de Plymouth en Cabo Cod. Los peregrinos soportaron un primer invierno extremadamente duro, en el que murieron aproximadamente cincuenta de los cien colonos. En 1621, la Colonia de Plymouth pudo establecer una alianza con la cercana tribu Wampanoag, que ayudó a la Colonia de Plymouth a adoptar prácticas agrícolas eficaces y a participar en el comercio de pieles y otros materiales. Más al norte, los ingleses también establecieron la Colonia de Terranova en 1610, que se centró principalmente en la pesca del bacalao.
El Caribe proporcionaría algunas de las colonias más importantes y lucrativas de Inglaterra, pero no antes de que fracasaran varios intentos de colonización. Un intento de establecer una colonia en Guayana en 1604 duró sólo dos años y fracasó en su objetivo principal de encontrar yacimientos de oro. Las colonias en Santa Lucía (1605) y Granada (1609) también fracasaron rápidamente. Animado por el éxito de Virginia, en 1627 el rey Carlos I concedió una carta a la Compañía de Barbados para el asentamiento de la deshabitada isla caribeña de Barbados. Los primeros colonos fracasaron en sus intentos de cultivar tabaco, pero encontraron un gran éxito en el cultivo de azúcar.
[Fuente: Wikipedia]
En 1609, el Sea Venture, buque insignia de la Compañía de Londres, más conocida como Compañía de Virginia, en el que viajaban el almirante Sir George Somers y el nuevo teniente-gobernador de Jamestown, Sir Thomas Gates, fue conducido deliberadamente al arrecife del archipiélago de Bermudas para evitar su naufragio durante un huracán el 25 de julio. Los 150 pasajeros y la tripulación construyeron dos nuevos barcos, el Deliverance y el Patience y la mayoría partió de nuevo de las Bermudas hacia Jamestown el 11 de mayo de 1610. Dos hombres se quedaron atrás, y se les unió un tercero después de que el Patience regresara de nuevo y partiera hacia Inglaterra (se había previsto que regresara a Jamestown después de recoger más alimentos en las Bermudas), asegurando que las Bermudas permanecieran asentadas y en posesión de Inglaterra y de la Compañía de Londres desde 1609 hasta 1612, cuando llegaron más colonos y el primer Teniente-Gobernador de las Bermudas desde Inglaterra tras la ampliación de la Carta Real de la Compañía de Londres para añadir oficialmente las Bermudas al territorio de Virginia.
El archipiélago recibió el nombre oficial de Virgineola, aunque pronto se cambió por el de Las Islas Somers, que sigue siendo el nombre oficial, aunque el archipiélago ya era infame desde hacía tiempo como Bermudas, y el antiguo nombre español se ha resistido a ser sustituido. El teniente-gobernador y los colonos que llegaron en 1612 se asentaron brevemente en Smith's Island, donde prosperaban los tres que dejó el Sea Venture, antes de trasladarse a isla St. George donde establecieron la ciudad de New London, que pronto fue rebautizada como St. George's Town (la primera ciudad real establecida con éxito por los ingleses en el Nuevo Mundo como Jamestown fue en realidad James Fort, una estructura defensiva rudimentaria, en 1612).
Bermudas pronto fue más poblada, autosuficiente y próspera que Jamestown, y una segunda compañía, la Company of the City of London for the Plantation of The Somers Isles (más conocida como The Somers Isles Company) se escindió de la London Company en 1615, y continuó administrando Bermudas después de que la Carta Real de la London Company fuera revocada en 1624 (la Carta Real de la Somers Isles Company fue revocada igualmente en 1684). Bermudas fue pionera en el cultivo del tabaco como motor de su crecimiento económico, pero a medida que la agricultura tabacalera de Virginia la superaba en la década de 1620, y las nuevas colonias de las Indias Occidentales también emulaban su industria tabacalera, el precio del tabaco bermudeño cayó y la colonia dejó de ser rentable para muchos de los accionistas de la compañía, que en su mayoría habían permanecido en Inglaterra mientras los administradores o arrendatarios cultivaban sus tierras en Bermudas con la mano de obra de los sirvientes contratados. La Cámara de la Asamblea de Bermudas celebró su primera sesión en 1620 (la House of Burgesses (Cámara de los ciudadanos) de Virginia había celebrado su primera sesión en 1619), pero al no haber terratenientes residentes en Bermudas no había, en consecuencia, ninguna calificación de la propiedad, a diferencia del caso de la Cámara de los Comunes.
Cuando el tabaco tocó fondo, muchos accionistas ausentes (o "aventureros") vendieron sus acciones a los administradores o arrendatarios ocupantes, y la industria agrícola se desplazó rápidamente hacia las explotaciones familiares que cultivaban productos de subsistencia en lugar de tabaco. Los bermudeños pronto descubrieron que podían vender sus excedentes de alimentos en las Indias Occidentales, donde colonias como Barbados cultivaban tabaco en detrimento de los cultivos de subsistencia. Como el barco de revista de la compañía no podía transportar sus exportaciones de alimentos a las Indias Occidentales, los bermudeños comenzaron a construir sus propios barcos de cedro de las Bermudas, desarrollando el veloz y ágil balandro de las Bermudas y la vela bermudiana.
Entre finales de la década de 1610 y la Revolución Americana, los británicos enviaron entre 50.000 y 120.000 convictos a sus colonias americanas.
Mientras tanto, el Consejo de Plymouth para Nueva Inglaterra patrocinó varios proyectos de colonización, incluyendo una colonia establecida por un grupo de puritanos ingleses, conocidos hoy como los Peregrinos. Los puritanos abrazaron una forma intensamente emocional de protestantismo calvinista y buscaban la independencia de la Iglesia de Inglaterra. En 1620, el Mayflower transportó a los Peregrinos a través del Atlántico, y estos establecieron la Colonia de Plymouth en Cabo Cod. Los peregrinos soportaron un primer invierno extremadamente duro, en el que murieron aproximadamente cincuenta de los cien colonos. En 1621, la Colonia de Plymouth pudo establecer una alianza con la cercana tribu Wampanoag, que ayudó a la Colonia de Plymouth a adoptar prácticas agrícolas eficaces y a participar en el comercio de pieles y otros materiales. Más al norte, los ingleses también establecieron la Colonia de Terranova en 1610, que se centró principalmente en la pesca del bacalao.
El Caribe proporcionaría algunas de las colonias más importantes y lucrativas de Inglaterra, pero no antes de que fracasaran varios intentos de colonización. Un intento de establecer una colonia en Guayana en 1604 duró sólo dos años y fracasó en su objetivo principal de encontrar yacimientos de oro. Las colonias en Santa Lucía (1605) y Granada (1609) también fracasaron rápidamente. Animado por el éxito de Virginia, en 1627 el rey Carlos I concedió una carta a la Compañía de Barbados para el asentamiento de la deshabitada isla caribeña de Barbados. Los primeros colonos fracasaron en sus intentos de cultivar tabaco, pero encontraron un gran éxito en el cultivo de azúcar.
[Fuente: Wikipedia]
Primera edición de 'El Quijote' (1605)
La primera parte de El Quijote se imprimió en Madrid, en casa de Juan de la Cuesta, a finales de 1604, con el nombre de 'El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha'. Salió a la venta el 16 de enero de 1605, en una edición bastante estropeada, de impresión manual descuidada, con lagunas (dos páginas menos) y con numerosos errores, por culpa de la celeridad que imponía el contrato de edición. Esta obra se reimprimió ese mismo año, y en el mismo taller, por lo que existen dos ediciones del 1605 ligeramente distintas.
Cervantes dedica esta primera parte de 'El Quijote' a D. Alfonso Diego López de Zúñiga-Sotomayor y Pérez de Guzmán, VI Duque de Béjar y grande de España y la obra comienza describiéndonos a un tal Alonso Quijano, hidalgo pobre, enloquecido por la lectura de los libros de caballería y creyéndose, el mismo, un caballero medieval. Tras armarse como tal en una venta, que él ve como castillo, le suceden toda suerte de aventuras en las que el personaje principal, impulsado por su bondad y su idealismo, busca desfacer agravios ayudando a desfavorecidos y desventurados. Profesa un amor platónico a Dulcinea del Toboso, que es, en realidad, una moza labradora «de buen parecer»: Aldonza Lorenzo.
En todas sus aventuras, Don Quijote, siempre acompañado de su fiel «escudero» el labriego Sancho Panza, hombre bien aferrado al terreno y a la realidad, mantiene con él amenas conversaciones que revelan sus muy distintas personalidades mientras fraguan una amistad basada en el respeto mutuo Existió, según parece, una novela más corta, que sería una de sus futuras 'Novelas ejemplares', que fue divulgada e impresa con el título de 'El ingenioso hidalgo de la Mancha'. La inspiración de Cervantes para componer esta obra vino del llamado 'Entremés de los romances', que era de fecha anterior. Su argumento ridiculiza a un labrador que enloquece creyéndose héroe de romances, dicho labrador abandona a su mujer y se echa a los caminos, al igual que Don Quijote.
La segunda parte de esta obra, 'El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha', debería esperar 10 años, hasta 1615, para ver la luz. La novela fue recibida en su tiempo como como libro de entretenimiento, como regocijante libro de burlas o como divertida parodia de los libros de caballería, intención que el propio autor quiso mostrar en su prólogo, si bien no se le ocultaba que había tocado en realidad un tema tan profundo que se escapaba de cualquier proporción.
Muchas interpretaciones ha tenido 'El Quijote' a lo largo de la historia: los románticos identificaban el personaje con su creador, haciendo que en Don Quijote se reflejaran los rasgos de su autor, ambos viejos y desencantados.
Durante el siglo XIX, el personaje cervantino se convierte en un símbolo de bondad, de sacrificio solidario y de entusiasmo, representando al emprendedor que abre nuevos caminos.
El siglo XX recuperó la interpretación jocosa pero no dejó de ahondarse en la simbólica, creciendo las lecturas esotéricas y disparatadas. En 'El Quijote', recuerdo de una España que es tierra de encuentro de las tres religiones reveladas, se representa el futuro de un vasto proyecto cultural colocando en su centro el poder del verbo. Es la primera obra literaria en castellano que se puede clasificar como novela moderna y, también, como primera novela universal por contener, en sí misma, numerosos géneros literarios y, como tal, ejerció un influjo abrumador en toda la narrativa europea posterior.
'El Quijote' ha merecido estar entre las obras cumbres de la literatura y su autor, junto a Dante, Shakespeare, Montaigne y Goethe, se ha convertido en un autor insigne de la literatura universal. La influencia de Cervantes en esta literatura ha sido tal, que la misma lengua española suele ser llamada «lengua de Cervantes».
[Fuente: José Emilio Roldán Pascual, publicado en acami.es]
Cervantes dedica esta primera parte de 'El Quijote' a D. Alfonso Diego López de Zúñiga-Sotomayor y Pérez de Guzmán, VI Duque de Béjar y grande de España y la obra comienza describiéndonos a un tal Alonso Quijano, hidalgo pobre, enloquecido por la lectura de los libros de caballería y creyéndose, el mismo, un caballero medieval. Tras armarse como tal en una venta, que él ve como castillo, le suceden toda suerte de aventuras en las que el personaje principal, impulsado por su bondad y su idealismo, busca desfacer agravios ayudando a desfavorecidos y desventurados. Profesa un amor platónico a Dulcinea del Toboso, que es, en realidad, una moza labradora «de buen parecer»: Aldonza Lorenzo.
En todas sus aventuras, Don Quijote, siempre acompañado de su fiel «escudero» el labriego Sancho Panza, hombre bien aferrado al terreno y a la realidad, mantiene con él amenas conversaciones que revelan sus muy distintas personalidades mientras fraguan una amistad basada en el respeto mutuo Existió, según parece, una novela más corta, que sería una de sus futuras 'Novelas ejemplares', que fue divulgada e impresa con el título de 'El ingenioso hidalgo de la Mancha'. La inspiración de Cervantes para componer esta obra vino del llamado 'Entremés de los romances', que era de fecha anterior. Su argumento ridiculiza a un labrador que enloquece creyéndose héroe de romances, dicho labrador abandona a su mujer y se echa a los caminos, al igual que Don Quijote.
La segunda parte de esta obra, 'El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha', debería esperar 10 años, hasta 1615, para ver la luz. La novela fue recibida en su tiempo como como libro de entretenimiento, como regocijante libro de burlas o como divertida parodia de los libros de caballería, intención que el propio autor quiso mostrar en su prólogo, si bien no se le ocultaba que había tocado en realidad un tema tan profundo que se escapaba de cualquier proporción.
Muchas interpretaciones ha tenido 'El Quijote' a lo largo de la historia: los románticos identificaban el personaje con su creador, haciendo que en Don Quijote se reflejaran los rasgos de su autor, ambos viejos y desencantados.
Durante el siglo XIX, el personaje cervantino se convierte en un símbolo de bondad, de sacrificio solidario y de entusiasmo, representando al emprendedor que abre nuevos caminos.
El siglo XX recuperó la interpretación jocosa pero no dejó de ahondarse en la simbólica, creciendo las lecturas esotéricas y disparatadas. En 'El Quijote', recuerdo de una España que es tierra de encuentro de las tres religiones reveladas, se representa el futuro de un vasto proyecto cultural colocando en su centro el poder del verbo. Es la primera obra literaria en castellano que se puede clasificar como novela moderna y, también, como primera novela universal por contener, en sí misma, numerosos géneros literarios y, como tal, ejerció un influjo abrumador en toda la narrativa europea posterior.
'El Quijote' ha merecido estar entre las obras cumbres de la literatura y su autor, junto a Dante, Shakespeare, Montaigne y Goethe, se ha convertido en un autor insigne de la literatura universal. La influencia de Cervantes en esta literatura ha sido tal, que la misma lengua española suele ser llamada «lengua de Cervantes».
[Fuente: José Emilio Roldán Pascual, publicado en acami.es]
Primer disco de The Beatles, 'Please, please me' (1963)
“Los 585 minutos más productivos de la historia de la música grabada”. Son palabras de Mark Lewisohn, archivista de EMI dedicado a The Beatles al referirse a las sesiones de grabación del primer disco de The Beatles, 'Please, please me'.
Durante aquellas nueve horas y tres cuartos del 11 de febrero de 1963 los de Liverpool registraron diez temas que, junto a los cuatro que habían grabado en el otoño de 1962, completaron un álbum que significó el verdadero espaldarazo para John, Paul, George y Ringo.
En el verano de 1962 The Beatles había logrado un contrato de grabación con el sello Parlophone, filial de EMI Records. La banda había logrado hacerse un nombre importante en su ciudad, Liverpool, gracias a sus incendiarias actuaciones en el club The Cavern. Sus periódicas estancias en la ciudad alemana de Hamburgo les habían curtido como grupo de directo, mezclando en sus conciertos algunos temas propios con grandes éxitos de Chuck Berry, Little Richard y otros grandes del rock'n'roll.
El fruto de aquel acuerdo se plasmó en la grabación de un primer single, 'Love me do' -con 'P.S. I love you' en la cara B- que apareció el 5 de octubre de 1962 y alcanzó un discreto puesto 17 en las listas. No estaba mal para unos debutantes aunque muy lejos de lo que vendría después. Y eso que, según un documental emitido el pasado año por la BBC británica, el mánager de la banda, Brian Epstein, adquirió miles de copias del sencillo para asegurarse de que entraba en las listas.
Las cosas mejoraron con el siguiente single, 'Please, please me', un original de John Lennon que sedujo a su productor, George Martin. Este se empeñó en que el grupo acelerara el tema y dejara el aire melancólico a lo Roy Orbison que tenía en su interpretación original. Aquella canción, con 'Ask me why' en la cara B, se publicó el 11 de enero de 1963 y menos de un mes después lograba el primer número uno en Reino Unido para los de Liverpool.
El éxito se veía venir y George Martin planeó grabar cuanto antes un LP para rentabilizar todo lo posible la inversión. Pero en EMI no estaban dispuestos a tirar aún la casa de la ventana y planearon la grabación del disco en una sola sesión en los estudios Abbey Road. La ventaja era que el grupo ya tenía cuatro temas grabados -los dos singles y sus caras B- por lo que solo sería necesario registrar otros diez hasta completar los 14 que solían incluir como norma los discos de larga duración, siete por cada cara. El inconveniente principal: que solo disponían de dos pistas para grabar y muy poco tiempo, por lo que se decidió que la banda tocara temas de su repertorio habitual, para evitar el exceso de tomas.
A las diez de la mañana comenzó la grabación, que constó de cuatro temas compuestos por Lennon y McCartney -'I saw her standing there', 'Misery', 'There's a place' y 'Do you want to know a secret'- y seis versiones -'Anna (Go to him)', 'Chains', 'Boys', 'Baby it's you', 'A taste of honey' y 'Twist and shout'-. Martin prefirió registrar primero las canciones propias, que necesitaron más tomas -hasta diez en el caso de 'There's a place'- y luego proceder con el material ajeno, que el grupo tenía más fresco a base de interpretarlo en sus conciertos. Cuando llegó el turno de la última canción, 'Twist and shout', Lennon tenía la voz rota, algo que dio un matiz especial al tema, que pronto se convertiría en uno de sus números más populares. Aunque John y Paul monopolizaron las voces principales, los otros dos Beatles se estrenaron como cantantes solistas. Ringo Starr lo hizo con 'Boys', un original de Dixon y Farrell que habían popularizado The Shirelles. Y George Harrison cantó en la tierna 'Do you want to know a secret'.
Hacia las diez de la noche el trabajo estaba hecho y solo había que esperar la acogida del público. El disco salió a la venta con una portada en la que los cuatro Beatles aparecen asomados en las barandillas de las oficinas de EMI. Una imagen que el fotógrafo Angus McBean recreó años más tarde, en pleno época dorada del cuarteto.
Aunque en la discografía de los 'Fab Four' hay trabajos que brillan mucho más que este disco de debut, oído con la perspectiva del tiempo 'Please, please me' suena todavía fresco y directo. Desde el inicio -con este 'One, two, three, FOUR' con el que Paul McCartney marca el ritmo de 'I saw Her standing there'- hasta el guitarrazo con el que concluye 'Twist and shout'- el disco rezuma calidad y contiene muchos de los elementos sobre los que se cimentaría la carrera de la banda: sólidas composiciones, cuidados juegos vocales y una capacidad para enganchar al oyente que casi nadie ha conseguido en la historia de la música pop.
La recepción de 'Please, please me' no pudo ser mejor. A rebufo del éxito de su tema título, el larga duración se publicó el 22 de marzo de 1963 y siete semanas después logró el número uno en Reino Unido, puesto que ocupó durante 29 semanas y que solo cedió cuando fue relevado por su segundo LP, 'With The Beatles'.
Luego vendría la 'Beatlemanía', la conquista del Estados Unidos y del mundo entero y una carrera musical que revolucionó el panorama de la música pop. Pero eso, como se suele decir, ya es otra historia.
[Fuente: Alberto León, publicado en rtve.es]
Durante aquellas nueve horas y tres cuartos del 11 de febrero de 1963 los de Liverpool registraron diez temas que, junto a los cuatro que habían grabado en el otoño de 1962, completaron un álbum que significó el verdadero espaldarazo para John, Paul, George y Ringo.
En el verano de 1962 The Beatles había logrado un contrato de grabación con el sello Parlophone, filial de EMI Records. La banda había logrado hacerse un nombre importante en su ciudad, Liverpool, gracias a sus incendiarias actuaciones en el club The Cavern. Sus periódicas estancias en la ciudad alemana de Hamburgo les habían curtido como grupo de directo, mezclando en sus conciertos algunos temas propios con grandes éxitos de Chuck Berry, Little Richard y otros grandes del rock'n'roll.
El fruto de aquel acuerdo se plasmó en la grabación de un primer single, 'Love me do' -con 'P.S. I love you' en la cara B- que apareció el 5 de octubre de 1962 y alcanzó un discreto puesto 17 en las listas. No estaba mal para unos debutantes aunque muy lejos de lo que vendría después. Y eso que, según un documental emitido el pasado año por la BBC británica, el mánager de la banda, Brian Epstein, adquirió miles de copias del sencillo para asegurarse de que entraba en las listas.
Las cosas mejoraron con el siguiente single, 'Please, please me', un original de John Lennon que sedujo a su productor, George Martin. Este se empeñó en que el grupo acelerara el tema y dejara el aire melancólico a lo Roy Orbison que tenía en su interpretación original. Aquella canción, con 'Ask me why' en la cara B, se publicó el 11 de enero de 1963 y menos de un mes después lograba el primer número uno en Reino Unido para los de Liverpool.
El éxito se veía venir y George Martin planeó grabar cuanto antes un LP para rentabilizar todo lo posible la inversión. Pero en EMI no estaban dispuestos a tirar aún la casa de la ventana y planearon la grabación del disco en una sola sesión en los estudios Abbey Road. La ventaja era que el grupo ya tenía cuatro temas grabados -los dos singles y sus caras B- por lo que solo sería necesario registrar otros diez hasta completar los 14 que solían incluir como norma los discos de larga duración, siete por cada cara. El inconveniente principal: que solo disponían de dos pistas para grabar y muy poco tiempo, por lo que se decidió que la banda tocara temas de su repertorio habitual, para evitar el exceso de tomas.
A las diez de la mañana comenzó la grabación, que constó de cuatro temas compuestos por Lennon y McCartney -'I saw her standing there', 'Misery', 'There's a place' y 'Do you want to know a secret'- y seis versiones -'Anna (Go to him)', 'Chains', 'Boys', 'Baby it's you', 'A taste of honey' y 'Twist and shout'-. Martin prefirió registrar primero las canciones propias, que necesitaron más tomas -hasta diez en el caso de 'There's a place'- y luego proceder con el material ajeno, que el grupo tenía más fresco a base de interpretarlo en sus conciertos. Cuando llegó el turno de la última canción, 'Twist and shout', Lennon tenía la voz rota, algo que dio un matiz especial al tema, que pronto se convertiría en uno de sus números más populares. Aunque John y Paul monopolizaron las voces principales, los otros dos Beatles se estrenaron como cantantes solistas. Ringo Starr lo hizo con 'Boys', un original de Dixon y Farrell que habían popularizado The Shirelles. Y George Harrison cantó en la tierna 'Do you want to know a secret'.
Hacia las diez de la noche el trabajo estaba hecho y solo había que esperar la acogida del público. El disco salió a la venta con una portada en la que los cuatro Beatles aparecen asomados en las barandillas de las oficinas de EMI. Una imagen que el fotógrafo Angus McBean recreó años más tarde, en pleno época dorada del cuarteto.
Aunque en la discografía de los 'Fab Four' hay trabajos que brillan mucho más que este disco de debut, oído con la perspectiva del tiempo 'Please, please me' suena todavía fresco y directo. Desde el inicio -con este 'One, two, three, FOUR' con el que Paul McCartney marca el ritmo de 'I saw Her standing there'- hasta el guitarrazo con el que concluye 'Twist and shout'- el disco rezuma calidad y contiene muchos de los elementos sobre los que se cimentaría la carrera de la banda: sólidas composiciones, cuidados juegos vocales y una capacidad para enganchar al oyente que casi nadie ha conseguido en la historia de la música pop.
La recepción de 'Please, please me' no pudo ser mejor. A rebufo del éxito de su tema título, el larga duración se publicó el 22 de marzo de 1963 y siete semanas después logró el número uno en Reino Unido, puesto que ocupó durante 29 semanas y que solo cedió cuando fue relevado por su segundo LP, 'With The Beatles'.
Luego vendría la 'Beatlemanía', la conquista del Estados Unidos y del mundo entero y una carrera musical que revolucionó el panorama de la música pop. Pero eso, como se suele decir, ya es otra historia.
[Fuente: Alberto León, publicado en rtve.es]
Primer transplante de corazón por Christian Barnard (1967)
El 3 de diciembre de 1967 Christian Neethling Barnard pasaría a la historia por ser el primer médico en realizar con éxito un trasplante de corazón. Ocurrió en el Hospital Grote Schurr de Ciudad del Cabo (Sudáfrica). La donante fue Dénise Darvall, una joven oficinista de 25 años que falleció al ser atropellada. El receptor fue Louis Washkansky, un comerciante corpulento de 56 años desahuciado por un irreversible problema cardíaco y una diabetes aguda.
La operación duró cerca de cinco horas y, tras 52 minutos de suturas cardíacas, 20 cirujanos y un choque eléctrico, el corazón del donante comenzó a latir en el tórax del receptor.
“La comprobación de que ante mí se hallaba un hombre tendido, un hombre sin corazón, pero vivo, me parece que fue el momento que me infundió más pavor”, reconoció el propio Barnard tras observar la cavidad pericárdica vacía del receptor.
Cuando el paciente despertó aseguró sentirse mucho mejor, todos los periódicos del mundo se hicieron eco de esta noticia.
Y aunque el receptor acabaría falleciendo 18 días después como consecuencia de una neumonía, la intervención representa todo un hito en la historia de la medicina. Esta intervención actualmente permite salvar la vida cada año a más de 7.000 pacientes cardiovasculares en todo el mundo, unos 250-300 en España.
Christiaan Barnard (Beaufort West, Sudáfrica, 1922-Pafos, Chipre, 2001) se doctoró en la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), donde se había graduado en 1953, e inició su carrera como médico cirujano general en el Hospital Groote Schuur. Pero fue en 1955 cuando obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), donde se formó como especialista en cardiología en 1958. Owen H. Gesteen le introdujo en la ciencia cardiovascular y el cirujano Norman Shumway le familiarizó con la técnica de trasplantes de corazón con animales. A su regreso, Barnard practicó esta intervención con animales y en 1962 fue nombrado jefe de cirugía torácica en el mismo hospital donde ejerció antes de doctorarse.
[Fuente: Sandra Pulido, publicado en gacetamedica.com]
La operación duró cerca de cinco horas y, tras 52 minutos de suturas cardíacas, 20 cirujanos y un choque eléctrico, el corazón del donante comenzó a latir en el tórax del receptor.
“La comprobación de que ante mí se hallaba un hombre tendido, un hombre sin corazón, pero vivo, me parece que fue el momento que me infundió más pavor”, reconoció el propio Barnard tras observar la cavidad pericárdica vacía del receptor.
Cuando el paciente despertó aseguró sentirse mucho mejor, todos los periódicos del mundo se hicieron eco de esta noticia.
Y aunque el receptor acabaría falleciendo 18 días después como consecuencia de una neumonía, la intervención representa todo un hito en la historia de la medicina. Esta intervención actualmente permite salvar la vida cada año a más de 7.000 pacientes cardiovasculares en todo el mundo, unos 250-300 en España.
Christiaan Barnard (Beaufort West, Sudáfrica, 1922-Pafos, Chipre, 2001) se doctoró en la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), donde se había graduado en 1953, e inició su carrera como médico cirujano general en el Hospital Groote Schuur. Pero fue en 1955 cuando obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Minnesota (Estados Unidos), donde se formó como especialista en cardiología en 1958. Owen H. Gesteen le introdujo en la ciencia cardiovascular y el cirujano Norman Shumway le familiarizó con la técnica de trasplantes de corazón con animales. A su regreso, Barnard practicó esta intervención con animales y en 1962 fue nombrado jefe de cirugía torácica en el mismo hospital donde ejerció antes de doctorarse.
[Fuente: Sandra Pulido, publicado en gacetamedica.com]
Primeros hombres en pisar la cima del Everest, Edmund Hillary y Tenzing Norgay (1953)
Según los estándares actuales, la expedición británica de 1953, liderada de forma casi militar por Sir John Hunt, fue extremadamente exagerada debido a toda la carga que tuvieron que arrastrar: 350 porteadores, 20 sherpas y toneladas de suministros como apoyo a un grupo de tan solo diez escaladores. “Nuestros escaladores fueron seleccionados por su potencial para llegar a la cumbre”, recuerda George Band, de 73 años, que formó parte de la expedición. Cincuenta años más tarde, los recuerdos de la campaña permanecen intactos en la memoria de Band. “El plan inicial consistía en dos intentos de alcanzar la cima, cada uno llevado a cabo por una pareja de escaladores, con opciones de un tercer intento si fuese necesario. En ese tipo de expediciones normalmente el líder decide qué pareja intentará llegar a la cima estando la expedición ya bastante avanzada, cuando se ha podido ver el rendimiento de cada uno”. La ansiedad provocada por ver quién sería elegido para el equipo que alcanzaría la cima sería un sello distintivo de las grandes expediciones al Everest en las décadas venideras. Pero las apuestas nunca más volverían a ser tan altas.
En la primavera de 1953, la ascensión a la montaña más alta del mundo se veía como inevitable. Cuando los británicos llevaron a cabo su primer intento en 1921, el Everest ya había rechazado al menos diez grandes expediciones y dos locos intentos en solitario. El descubrimiento en 1950 de una vía sur en la montaña en el recién abierto Nepal y el primer ascenso al año siguiente por la traicionera cascada de hielo de Khumbu abrió una vía que se conocería en los años 90 como la “carretera de ladrillos amarillos” hacia la cima.
Al principio parecía que los suizos se llevarían el premio a casa. En 1952 un equipo de élite que incluía al legendario alpinista Raymond Lambert habían sido los pioneros de la ruta de ascenso por el paso de la cara del Lhotse y consiguieron alcanzar el collado sur. Desde ese gran asiento en las alturas, Lambert y el sherpa Tenzing Norgay dieron un empujón hasta los 8.598 metros de la cresta sureste antes de dar la vuelta, probablemente habiendo llegado más alto de lo que nunca nadie había conseguido sobre la Tierra.
En aquel momento los británicos estaban determinados a utilizar cualquier medio a su alcance en su intento de la primavera de 1953. Incluso contrataron a Tenzing, de 38 años, como su sherpa principal o sirdar. Las expediciones británicas previas, aunque notables por sus logros, con cierta frecuencia tenían un aire encantadoramente informal. Por el contrario, el intrincado plan de asalto de Hunt era más perecido a un plan de negocio. “Llegas lo más rápido que puedas con el mayor número de gente que puedas”, comenta el especialista en montañismo Ken Wilson. “Tienes a un líder militar que está en total sintonía con esa filosofía y no piensa en ello como si se tratase de algún club de aficionados”.
Desde el comienzo, el apicultor de 33 años llamado Edmund Hillary (todavía no era conocido como Sir Edmund) era uno de los principales candidatos para un puesto en los equipos de ascensión a la cima. “Era su cuarta expedición al Himalaya en tan solo dos años y estaba en el mejor momento en cuanto a su forma física”, dice Band. Las montañas y los glaciares de su Nueva Zelanda natal habían demostrado ser el perfecto campo de entrenamiento para el Himalaya. Hillary se había ganado el respeto de la expedición liderando al equipo que forzó una ruta a través de la cascada de hielo de Khumbu. Era “un hombre de los que se remangaban la camisa y solucionaban los problemas”, como Willson le describe.
Sin embargo, los fallos logísticos, las dificultades de unos cuantos expedicionarios para aclimatarse y los problemas con algunos de los equipos experimentales de oxígeno entorpecieron enormemente la expedición. El equipo necesitó 12 complicados días para recrear la ruta suiza en la cara del Lhotse (en parte, quizás, porque los británicos no tenían tanta experiencia en los complicados hielos). Desesperado, Hunt comenzó a preguntarse si su expedición alcanzaría en algún momento el collado sur.
Finalmente llegaron al collado -el punto de partida necesario para un intento hasta la cima- el 21 de mayo. Era lo bastante tarde como para estar preocupados por el monzón, cuyas intensas nevadas harían imposible la escalada y que podría llegar tan pronto como el 1 de junio.
Al convertirse en los primeros hombres en coronar la cima del Everest, Hillary y Tenzing ganarían un reconocimiento que apenas se ha desvanecido en 50 años. ¿Quién recuerda hoy en día a Tom Bourdillon y a Charles Evans? Sin embargo en los planes de Hunt figuraban Bourdillon, que había sido presidente del Club de Montaña de Oxford, y Evans, un neurocirujano, para que fuesen los primeros en intentar llegar a la cima.
A pesar de comenzar relativamente tarde y de los problemas con el equipo de oxígeno de Evans, Bourdillon y su compañero llegaron a la cima sur –a unos 8.748 metros de altura, tan solo 101 metros por debajo de la cumbre– a la 1 de la tarde del 26 de mayo. Pero Evans estaba exhausto, y los dos sabían que se quedarían sin oxígeno si lo intentaban. Acordaron dar la vuelta. Michael Westmacott, mejor amigo de Bourdillon en la expedición de 1953, dice: “Fue una decisión de la que Tom siempre se arrepintió”.
Así que tres días después Hillary y Tenzing partieron hacia la cima. No hubo nada casual en la elección de la pareja. “Hunt siempre tuvo intención, si era viable, de incluir a un sherpa en uno de los equipos que intentasen hacer cima para reconocer su incalculable contribución al éxito de esas expediciones”, dice Band. “Tenzing ya había demostrado que era capaz de alcanzar la cima gracias a sus logros el año anterior con Lambert. Además, ¡ya había estado cómo mínimo 1200 metros más arriba que ninguno de nosotros!”. De hecho Tenzing (quien murió en 1986) era el veterano con vida con mayor experiencia en el Everest, habiendo participado en seis intentos previos remontándose hasta 1935. Para los que critican la práctica de guiar a clientes de pago hasta el Everest, el fundador de Himalayan Experience y veterano guía del Everest Russell Brice tiene una respuesta ingeniosa, medio en broma: “¿Sabes quién fue el primer cliente de un guía en el Everest? Ed Hillary".
Pero Hillary también había probado su valor, dando la impresión de hacerse más fuerte a medida que la expedición progresaba. Band destaca que Hillary también se había dado cuenta del buen equipo que haría con Tenzing. “Durante la expedición, a toro pasado, uno puede darse cuenta de que hizo un esfuerzo deliberado para desarrollar una buena relación con Tenzing”, dice Band. “Y ello mereció la pena. Hillary y Tenzing eran por lógica el segundo equipo para la cima. Pero no era algo decidido desde el inicio, sino meditado a lo largo del desarrollo de la expedición”.
Comenzando más temprano y desde un campamento a mayor altura que Bourdillon y Evans, Tenzing y Hillary alcanzaron la cima sur a las 9 de la mañana. Pero las dificultades estarían lejos de terminarse. Tras la cumbre sur, la cresta se hunde un poco antes de elevarse de forma abrupta en una espuela de unos 12 metros de altura justo antes de la auténtica cima. Arañando la nieve con su hacha, Hillary escaló entre este pilar de roca y un puente de hielo adyacente para vencer este abrumador obstáculo, que pasaría a ser conocido como El Escalón de Hillary. La pareja alcanzó el punto más alto de la Tierra a las 11:30 de la mañana del 29 de mayo de 1953.
Los dos se estrecharon la mano, como después escribiría Hillary, “según las buenas costumbres anglosajonas”, pero a continuación Tenzing abrazó a su compañero y le dio palmadas en la espalda. La pareja pasó tan solo 15 minutos en la cima. “Inevitablemente, pensé en Mallory e Irvine”, escribió Hillary en referencia a los dos escaladores británicos desaparecidos en las alturas de la cresta norte del Everest en 1924. “Miré a mi alrededor con la esperanza de encontrar alguna señal de que habían alcanzado la cumbre, pero no pude encontrar nada”.
Mientras los dos hombres descendían de vuelta al campamento, el primer escalador que se encontraron fue a su compañero George Lowe, también neozelandés. El legendario saludo de Hillary: “Bueno, George, ¡hemos acabado con ese bastardo!”.
Su fama ya había comenzado a extenderse incluso antes de que Hillary y Tenzing abandonasen la montaña. “Cuando nos acercábamos a Katmandú, había una atmósfera política muy fuerte, particularmente entre la prensa india y nepalí, que quería asegurarse de que Tenzing había sido el primero”, recuerda Sir Edmund hoy en día. “Eso demostraría que los escaladores indios y nepalíes eran como mínimo tan buenos como los extranjeros. En aquel momento nos sentimos muy incómodos con la situación. John Hunt, Tenzing y yo tuvimos una pequeña reunión. Acordamos no decir quien pisó la cima en primer lugar”.
“Para un montañero no tiene mucha importancia quién puso el pie en primer lugar. Muchas veces el que ha hecho el mayor esfuerzo en la escalada da un paso atrás y deja que su compañero tome la cima primero”. El pacto de la pareja se mantuvo hasta que años más tarde, cuando Tenzing desveló en su autobiografía, El Tigre de las Nieves, que en realidad Hillary le había precedido. Ninguno de los dos hombres anticipó con cuánta fuerza, gracias a su éxito, brillaría esa parcela de nieve a más de 8.000 metros de altura. “Tanto Tenzing como yo pensamos que, una vez escalada la montaña, probablemente nadie querría intentarlo de nuevo,” admite hoy en día Sir Edmund. “No podríamos haber estado más equivocados”.
[Fuente: David Roberts, publicado en nationalgeographic.es]
En la primavera de 1953, la ascensión a la montaña más alta del mundo se veía como inevitable. Cuando los británicos llevaron a cabo su primer intento en 1921, el Everest ya había rechazado al menos diez grandes expediciones y dos locos intentos en solitario. El descubrimiento en 1950 de una vía sur en la montaña en el recién abierto Nepal y el primer ascenso al año siguiente por la traicionera cascada de hielo de Khumbu abrió una vía que se conocería en los años 90 como la “carretera de ladrillos amarillos” hacia la cima.
Al principio parecía que los suizos se llevarían el premio a casa. En 1952 un equipo de élite que incluía al legendario alpinista Raymond Lambert habían sido los pioneros de la ruta de ascenso por el paso de la cara del Lhotse y consiguieron alcanzar el collado sur. Desde ese gran asiento en las alturas, Lambert y el sherpa Tenzing Norgay dieron un empujón hasta los 8.598 metros de la cresta sureste antes de dar la vuelta, probablemente habiendo llegado más alto de lo que nunca nadie había conseguido sobre la Tierra.
En aquel momento los británicos estaban determinados a utilizar cualquier medio a su alcance en su intento de la primavera de 1953. Incluso contrataron a Tenzing, de 38 años, como su sherpa principal o sirdar. Las expediciones británicas previas, aunque notables por sus logros, con cierta frecuencia tenían un aire encantadoramente informal. Por el contrario, el intrincado plan de asalto de Hunt era más perecido a un plan de negocio. “Llegas lo más rápido que puedas con el mayor número de gente que puedas”, comenta el especialista en montañismo Ken Wilson. “Tienes a un líder militar que está en total sintonía con esa filosofía y no piensa en ello como si se tratase de algún club de aficionados”.
Desde el comienzo, el apicultor de 33 años llamado Edmund Hillary (todavía no era conocido como Sir Edmund) era uno de los principales candidatos para un puesto en los equipos de ascensión a la cima. “Era su cuarta expedición al Himalaya en tan solo dos años y estaba en el mejor momento en cuanto a su forma física”, dice Band. Las montañas y los glaciares de su Nueva Zelanda natal habían demostrado ser el perfecto campo de entrenamiento para el Himalaya. Hillary se había ganado el respeto de la expedición liderando al equipo que forzó una ruta a través de la cascada de hielo de Khumbu. Era “un hombre de los que se remangaban la camisa y solucionaban los problemas”, como Willson le describe.
Sin embargo, los fallos logísticos, las dificultades de unos cuantos expedicionarios para aclimatarse y los problemas con algunos de los equipos experimentales de oxígeno entorpecieron enormemente la expedición. El equipo necesitó 12 complicados días para recrear la ruta suiza en la cara del Lhotse (en parte, quizás, porque los británicos no tenían tanta experiencia en los complicados hielos). Desesperado, Hunt comenzó a preguntarse si su expedición alcanzaría en algún momento el collado sur.
Finalmente llegaron al collado -el punto de partida necesario para un intento hasta la cima- el 21 de mayo. Era lo bastante tarde como para estar preocupados por el monzón, cuyas intensas nevadas harían imposible la escalada y que podría llegar tan pronto como el 1 de junio.
Al convertirse en los primeros hombres en coronar la cima del Everest, Hillary y Tenzing ganarían un reconocimiento que apenas se ha desvanecido en 50 años. ¿Quién recuerda hoy en día a Tom Bourdillon y a Charles Evans? Sin embargo en los planes de Hunt figuraban Bourdillon, que había sido presidente del Club de Montaña de Oxford, y Evans, un neurocirujano, para que fuesen los primeros en intentar llegar a la cima.
A pesar de comenzar relativamente tarde y de los problemas con el equipo de oxígeno de Evans, Bourdillon y su compañero llegaron a la cima sur –a unos 8.748 metros de altura, tan solo 101 metros por debajo de la cumbre– a la 1 de la tarde del 26 de mayo. Pero Evans estaba exhausto, y los dos sabían que se quedarían sin oxígeno si lo intentaban. Acordaron dar la vuelta. Michael Westmacott, mejor amigo de Bourdillon en la expedición de 1953, dice: “Fue una decisión de la que Tom siempre se arrepintió”.
Así que tres días después Hillary y Tenzing partieron hacia la cima. No hubo nada casual en la elección de la pareja. “Hunt siempre tuvo intención, si era viable, de incluir a un sherpa en uno de los equipos que intentasen hacer cima para reconocer su incalculable contribución al éxito de esas expediciones”, dice Band. “Tenzing ya había demostrado que era capaz de alcanzar la cima gracias a sus logros el año anterior con Lambert. Además, ¡ya había estado cómo mínimo 1200 metros más arriba que ninguno de nosotros!”. De hecho Tenzing (quien murió en 1986) era el veterano con vida con mayor experiencia en el Everest, habiendo participado en seis intentos previos remontándose hasta 1935. Para los que critican la práctica de guiar a clientes de pago hasta el Everest, el fundador de Himalayan Experience y veterano guía del Everest Russell Brice tiene una respuesta ingeniosa, medio en broma: “¿Sabes quién fue el primer cliente de un guía en el Everest? Ed Hillary".
Pero Hillary también había probado su valor, dando la impresión de hacerse más fuerte a medida que la expedición progresaba. Band destaca que Hillary también se había dado cuenta del buen equipo que haría con Tenzing. “Durante la expedición, a toro pasado, uno puede darse cuenta de que hizo un esfuerzo deliberado para desarrollar una buena relación con Tenzing”, dice Band. “Y ello mereció la pena. Hillary y Tenzing eran por lógica el segundo equipo para la cima. Pero no era algo decidido desde el inicio, sino meditado a lo largo del desarrollo de la expedición”.
Comenzando más temprano y desde un campamento a mayor altura que Bourdillon y Evans, Tenzing y Hillary alcanzaron la cima sur a las 9 de la mañana. Pero las dificultades estarían lejos de terminarse. Tras la cumbre sur, la cresta se hunde un poco antes de elevarse de forma abrupta en una espuela de unos 12 metros de altura justo antes de la auténtica cima. Arañando la nieve con su hacha, Hillary escaló entre este pilar de roca y un puente de hielo adyacente para vencer este abrumador obstáculo, que pasaría a ser conocido como El Escalón de Hillary. La pareja alcanzó el punto más alto de la Tierra a las 11:30 de la mañana del 29 de mayo de 1953.
Los dos se estrecharon la mano, como después escribiría Hillary, “según las buenas costumbres anglosajonas”, pero a continuación Tenzing abrazó a su compañero y le dio palmadas en la espalda. La pareja pasó tan solo 15 minutos en la cima. “Inevitablemente, pensé en Mallory e Irvine”, escribió Hillary en referencia a los dos escaladores británicos desaparecidos en las alturas de la cresta norte del Everest en 1924. “Miré a mi alrededor con la esperanza de encontrar alguna señal de que habían alcanzado la cumbre, pero no pude encontrar nada”.
Mientras los dos hombres descendían de vuelta al campamento, el primer escalador que se encontraron fue a su compañero George Lowe, también neozelandés. El legendario saludo de Hillary: “Bueno, George, ¡hemos acabado con ese bastardo!”.
Su fama ya había comenzado a extenderse incluso antes de que Hillary y Tenzing abandonasen la montaña. “Cuando nos acercábamos a Katmandú, había una atmósfera política muy fuerte, particularmente entre la prensa india y nepalí, que quería asegurarse de que Tenzing había sido el primero”, recuerda Sir Edmund hoy en día. “Eso demostraría que los escaladores indios y nepalíes eran como mínimo tan buenos como los extranjeros. En aquel momento nos sentimos muy incómodos con la situación. John Hunt, Tenzing y yo tuvimos una pequeña reunión. Acordamos no decir quien pisó la cima en primer lugar”.
“Para un montañero no tiene mucha importancia quién puso el pie en primer lugar. Muchas veces el que ha hecho el mayor esfuerzo en la escalada da un paso atrás y deja que su compañero tome la cima primero”. El pacto de la pareja se mantuvo hasta que años más tarde, cuando Tenzing desveló en su autobiografía, El Tigre de las Nieves, que en realidad Hillary le había precedido. Ninguno de los dos hombres anticipó con cuánta fuerza, gracias a su éxito, brillaría esa parcela de nieve a más de 8.000 metros de altura. “Tanto Tenzing como yo pensamos que, una vez escalada la montaña, probablemente nadie querría intentarlo de nuevo,” admite hoy en día Sir Edmund. “No podríamos haber estado más equivocados”.
[Fuente: David Roberts, publicado en nationalgeographic.es]
Primer libro en formato digital, 'Riding the bullet' de Stephen King (2000)
'Riding The bullet' de Stephen King constituyó un hito en la historia de la cultura, ya que fue el primer relato en estrenarse mundialmente a través de internet.
De este modo, Stephen King inauguró el nuevo milenio sacudiendo los cimientos de la industria editorial. 'Riding the bullet' apareció el 14 de marzo de 2000 directamente en Internet, sin pasar por el papel y, por tanto, prescindiendo del hasta ahora intocable triunvirato autor-editor-lector. Su propuesta despertó tantas expectativas que 'Riding the bullet', lanzado directamente en la página web de Simon & Schuster, la editorial que hasta ahora ha publicado las obras de King.
Alcanzó los 400.000 ejemplares en menos de veinticuatro horas y el exceso de demandas bloqueó el acceso a la página y saturó el sistema. Es la primera vez que un autor de fama mundial decide valerse de Internet y, de paso, bautizar «oficialmente» un fenómeno que algunos denominaron «literatura virtual» y otros «libro electrónico».
[Fuente: Wikipedia]
De este modo, Stephen King inauguró el nuevo milenio sacudiendo los cimientos de la industria editorial. 'Riding the bullet' apareció el 14 de marzo de 2000 directamente en Internet, sin pasar por el papel y, por tanto, prescindiendo del hasta ahora intocable triunvirato autor-editor-lector. Su propuesta despertó tantas expectativas que 'Riding the bullet', lanzado directamente en la página web de Simon & Schuster, la editorial que hasta ahora ha publicado las obras de King.
Alcanzó los 400.000 ejemplares en menos de veinticuatro horas y el exceso de demandas bloqueó el acceso a la página y saturó el sistema. Es la primera vez que un autor de fama mundial decide valerse de Internet y, de paso, bautizar «oficialmente» un fenómeno que algunos denominaron «literatura virtual» y otros «libro electrónico».
[Fuente: Wikipedia]
Patricio Arabolaza Aranburu, primer gol con la selección española de fútbol (1920)
Patricio Arabolaza Aranburu, deportivamente conocido como Patricio (Irún, España, 17 de marzo de 1893 - ibíd, 12 de marzo de 1935), fue un futbolista español. Jugaba como delantero y desarrolló su carrera en el Racing de Irún y su sucesor, el Real Unión Club. Fue el autor del primer gol de la historia de la selección de fútbol de España y medallista de plata en la Olimpiada de Amberes de 1920.
Nacido en Irún en 1893, fue un delantero luchador y aguerrido, que siempre estuvo ligado a clubes de su ciudad natal. Comenzó jugando en el Rácing Club de Irún en 1909. En este equipo jugaba junto a su hermano Ignacio. Los dos se proclamaron campeones de la Copa de España organizada por la Federación Española en 1913, tras vencer en la final al Athletic Club por 1:0 en el partido de desempate. En el primer partido ambos equipos habían empatado 2:2 y Patricio había sido el autor de uno de los dos tantos iruneses.
En 1915, Patricio se integró, junto con otros jugadores del Rácing en el Real Unión Club de Irún, equipo surgido de la unión de los dos equipos iruneses: el propio Rácing y el Sporting. El Real Unión se convertiría en uno de los equipos dominantes del fútbol vasco y del nacional durante la década siguiente y Patricio fue durante la primera mitad de esa década la estrella del equipo. Además de ganar cuatro campeonatos regionales con el Real Unión, Patricio alcanzó las finales de la Copa de España de 1918 y 1922 con su club. En la final de 1918 el Real Unión se alzó con la Copa tras vencer 2:0 al Real Madrid en la final.
En la final de 1922, sin embargo, el Fútbol Club Barcelona ganó a los iruneses por 5-1; en un partido en el que Patricio marcó el gol irunés y se vio mezclado en una tangana monumental con el jugador barcelonista Surroca. Los incidentes de aquel partido acarrearon la suspensión de Patricio por un año y una fuerte multa de 500 pesetas de la época para el Real Unión. La suspensión de un año acarreó en la práctica la retirada de Patricio, que ya contaba con casi 30 años y llevaba jugando al fútbol desde los 17. Se retiró en 1923 en un partido amistoso que se disputó en el estadio de Atotxa de San Sebastián.
Tras su retirada, Patricio montó una tienda de artículos deportivos en Irún de la que vivió modestamente hasta su prematuro fallecimiento. Patricio falleció en marzo de 1935 en su ciudad natal de una rápida enfermedad que acabó sorpresivamente con su vida unos días antes de cumplir los 42 años de edad. De hecho se esperaba que fuera a participar en un partido de homenaje a su excompañero en el Real Unión y Selección Joaquín Vázquez a finales de ese mismo mes.
Durante algunos años, entre 1953 y 1968, los diarios Marca y Arriba concedieron el Trofeo Patricio Arabolaza a aquel jugador de la Liga española de fútbol que se caracterizaba por su furia y acometividad. Lleva su nombre la calle de Irún donde se encuentra el Stadium Gal, actual campo del Real Unión.
Fue internacional con la selección de fútbol de España en 5 ocasiones, anotando un gol. Patricio fue uno de los componentes del primer once de la historia de la selección española que se estrenó un 28 de agosto de 1920 venciendo a Dinamarca por 1:0. El partido se disputó en Bruselas con motivo de las Juegos Olímpicos de Amberes 1920. Patricio fue el autor del gol que dio la victoria a la selección española en aquel partido y por lo tanto es el primer anotador de la historia de la selección española. Patricio disputó tres partidos más durante aquellos Juegos Olímpicos, completando un excelente campeonato y contribuyendo a la Medalla de plata de la selección española en dicha competición. Jugó su último partido como internacional en Bilbao el 7 de octubre de 1921 en el España 2:0 Bélgica, primer amistoso que disputó la selección española como anfitriona.
[Fuente: Wikipedia]
Nacido en Irún en 1893, fue un delantero luchador y aguerrido, que siempre estuvo ligado a clubes de su ciudad natal. Comenzó jugando en el Rácing Club de Irún en 1909. En este equipo jugaba junto a su hermano Ignacio. Los dos se proclamaron campeones de la Copa de España organizada por la Federación Española en 1913, tras vencer en la final al Athletic Club por 1:0 en el partido de desempate. En el primer partido ambos equipos habían empatado 2:2 y Patricio había sido el autor de uno de los dos tantos iruneses.
En 1915, Patricio se integró, junto con otros jugadores del Rácing en el Real Unión Club de Irún, equipo surgido de la unión de los dos equipos iruneses: el propio Rácing y el Sporting. El Real Unión se convertiría en uno de los equipos dominantes del fútbol vasco y del nacional durante la década siguiente y Patricio fue durante la primera mitad de esa década la estrella del equipo. Además de ganar cuatro campeonatos regionales con el Real Unión, Patricio alcanzó las finales de la Copa de España de 1918 y 1922 con su club. En la final de 1918 el Real Unión se alzó con la Copa tras vencer 2:0 al Real Madrid en la final.
En la final de 1922, sin embargo, el Fútbol Club Barcelona ganó a los iruneses por 5-1; en un partido en el que Patricio marcó el gol irunés y se vio mezclado en una tangana monumental con el jugador barcelonista Surroca. Los incidentes de aquel partido acarrearon la suspensión de Patricio por un año y una fuerte multa de 500 pesetas de la época para el Real Unión. La suspensión de un año acarreó en la práctica la retirada de Patricio, que ya contaba con casi 30 años y llevaba jugando al fútbol desde los 17. Se retiró en 1923 en un partido amistoso que se disputó en el estadio de Atotxa de San Sebastián.
Tras su retirada, Patricio montó una tienda de artículos deportivos en Irún de la que vivió modestamente hasta su prematuro fallecimiento. Patricio falleció en marzo de 1935 en su ciudad natal de una rápida enfermedad que acabó sorpresivamente con su vida unos días antes de cumplir los 42 años de edad. De hecho se esperaba que fuera a participar en un partido de homenaje a su excompañero en el Real Unión y Selección Joaquín Vázquez a finales de ese mismo mes.
Durante algunos años, entre 1953 y 1968, los diarios Marca y Arriba concedieron el Trofeo Patricio Arabolaza a aquel jugador de la Liga española de fútbol que se caracterizaba por su furia y acometividad. Lleva su nombre la calle de Irún donde se encuentra el Stadium Gal, actual campo del Real Unión.
Fue internacional con la selección de fútbol de España en 5 ocasiones, anotando un gol. Patricio fue uno de los componentes del primer once de la historia de la selección española que se estrenó un 28 de agosto de 1920 venciendo a Dinamarca por 1:0. El partido se disputó en Bruselas con motivo de las Juegos Olímpicos de Amberes 1920. Patricio fue el autor del gol que dio la victoria a la selección española en aquel partido y por lo tanto es el primer anotador de la historia de la selección española. Patricio disputó tres partidos más durante aquellos Juegos Olímpicos, completando un excelente campeonato y contribuyendo a la Medalla de plata de la selección española en dicha competición. Jugó su último partido como internacional en Bilbao el 7 de octubre de 1921 en el España 2:0 Bélgica, primer amistoso que disputó la selección española como anfitriona.
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Wilhem Steinitz, primer campeón mundial de ajedrez oficial (1886)
Wilhelm Steinitz (Praga, 1836) fue un maestro austríaco y el primer Campeón del Mundo oficial. Retuvo el título entre 1886 y 1894 y dominó el panorama internacional durante varias décadas. Además, permaneció invicto en encuentros individuales a lo largo de más de 30 años (1862-1894). Sus brillantes actuaciones en los Campeonatos de Viena disputados entre 1859 y 1861, en los que desplegó un espectacular juego de ataque, le valieron para recibir el apodo de "el Morphy austríaco". En el período que va de 1873 a 1882, Steinitz consiguió una impresionante racha de 25 victorias consecutivas. Además, introdujo un nuevo estilo de juego a comienzos de la década de 1870 y es por eso que es ampliamente reconocido en el mundo del ajedrez como el padre del juego posicional.
Cuando Steinitz entró en la escena internacional en la década de 1850, el estilo de juego agresivo estaba en su máximo apogeo. Aunque comenzó adoptando este enfoque romántico en sus inicios, lleno de gambitos y sacrificios, posteriormente transformaría el mundo del ajedrez para siempre con la introducción del nuevo estilo de juego posicional. Defendió sus ideas con firmeza hasta que, eventualmente, muchos otros maestros de la época las aceptaron. Este nuevo enfoque posicional sentó las bases del ajedrez moderno.
En 1873, siendo ya el ajedrecista número uno del mundo, Steinitz comenzó a aplicar sus nuevas teorías en el tablero. Puso en práctica muchos de los elementos posicionales que todavía siguen estando en vigor a día de hoy: la importancia de una estructura de peones sana, el espacio, la pareja de alfiles, la creación y utilización de puestos avanzados para los caballos y la acumulación de pequeñas ventajas. La siguiente partida, jugada en una época en la que sus teorías estaban aún en una fase en desarrollo, pone de manifiesto la profundidad de sus ideas posicionales. En ella, Steinitz deteriora la estructura de peones de Anderssen en el flanco de dama, acumula una serie de pequeñas ventajas y utiliza su mayor espacio para superar poco a poco a su oponente y transformar por último su ventaja posicional en material.
Steinitz aprendió a jugar al ajedrez a los 12 años de edad, pero su enfoque hacia el juego no fue demasiado serio hasta rondar la veintena. En 1859 ocupó el tercer lugar en los Campeonatos de Viena y en 1861, dos años más tarde, se proclamó campeón de ese mismo torneo, con un resultado de 30/31 puntos posibles. En el siguiente duelo, disputado en esos años, el maestro austríaco exhibe un espectacular juego de ataque - después de una serie de sacrificios la partida desemboca en unas complicaciones tácticas salvajes, tras las cuales la dama y el caballo de Steinitz resultan decisivos.
Después de esta exhibición en el Campeonato de Viena de 1861, fue invitado a representar a Austria en el torneo de Londres de 1862. Acabó sexto en lo que sería su debut internacional y, justo al término de ese evento, retó a Dubois (quinto clasificado en el torneo de Londres) a jugar un match. Steinitz derrotó a Dubois por 5,5 a 3,5, en un enfrentamiento que marcaría el inicio de 32 años consecutivos sin perder un solo encuentro individual. Tras lograr esta victoria, el austríaco decidió convertirse en ajedrecista profesional y se trasladó a Londres.
Steinitz continuó cosechando éxitos en matches individuales en 1862 y 1863, derrotando al maestro inglés de primer nivel Blackburne. En 1863 salió victorioso en sendos encuentros ante los también maestros ingleses Deacon y Mongredien y un año más tarde, en 1864, superó a otro maestro de ese mismo país, Valentine Green. Todos estos triunfos hicieron que pasase a ser ampliamente reconocido como uno de los mejores jugadores del mundo.
Ya en 1866, Steinitz disputó un match contra Adolf Anderssen. Este último estaba considerado el ajedrecista número uno mundial, ya que se había impuesto en los prestigiosos torneos de Londres de 1851 y 1862. El único jugador que estaba por delante de Anderssen era Morphy, quien sin embargo había abandonado el ajedrez ese mismo año. A pesar de que el maestro austríaco partía claramente como el no favorito para adjudicarse el encuentro, consiguió superar a Anderssen por un resultado de 8 a 6, lo cual constituyó una verdadera sorpresa para el mundo del ajedrez.
Tras ganar ese duelo, Steinitz pasó a ser aceptado por todos como el mejor ajedrecista del mundo. En la siguiente partida, perteneciente al match contra Anderssen, el maestro austríaco conduce el ataque de una forma que recuerda a la moderna Defensa India de Rey (casi 90 años antes de que esta defensa alcanzase cierta popularidad tras el Torneo Internacional de Zurich de 1953).
Steinitz derrotó a Bird en un match individual en 1866. Tras ese enfrentamiento, no volvería a disputar un nuevo encuentro hasta su duelo con Johannes Zukertort de 1872 - quien se había impuesto de manera convincente a Anderssen en 1871 y se convertiría en el futuro retador del maestro austríaco en el primer Campeonato del Mundo oficial, que tendría lugar 14 años después. Steinitz superó a Zukertort en el encuentro de 1872 por un resultado de 9 a 3 (7 victorias, 4 tablas y 1 derrota). Este duelo fue la última ocasión en la que Steinitz adoptó el "viejo" estilo de juego romántico, basado en agresivos ataques y sacrificios.
Ya en 1873, Steinitz participó en el torneo de Viena, donde puso en práctica sus nuevas ideas posicionales. Compartió la primera posición con Blackburne en ese evento y acabó por delante de Anderssen, Rosenthal, Paulsen y Bird. Consiguió vencer a Blackburne en los desempates para adjudicarse la victoria en un torneo en el que además obtuvo 14 triunfos consecutivos, lo cual marcó el inicio de una impresionante racha de 25 victorias seguidas (un hito histórico). Esta racha se extendió desde el torneo de Viena de 1873 hasta la segunda ronda del mismo evento de 1882.
Tras el torneo de Viena de 1873, Steinitz dejó de participar en competiciones oficiales hasta 1882. Derrotó de nuevo a Blackburne en un encuentro por 7 a 0 en 1876, pero con esa excepción, se dedicó principalmente a escribir sobre ajedrez en lugar de a jugar. Llegó incluso a trabajar de periodista especializado en ajedrez para una prestigiosa revista deportiva de la época. Mientras ocupaba ese cargo, mantuvo numerosos debates periodísticos con Zukertort (quien escribía a su vez para su propia revista de ajedrez).
La vuelta a la competición de Steinitz en el torneo de Viena de 1882 fue bastante satisfactoria - empató en el primer puesto con Winawer, superando a Mason, Zukertort, Blackburne, Paulsen, o Chigorin entre otros. Ya a finales de ese mismo año, viajó a Estados Unidos, donde derrotó a Sellman en dos encuentros y al campeón de Cuba, Golmayo, en 1883.
El maestro austríaco regresó a Londres para el torneo de 1883, en el que ocupó el segundo lugar por detrás de Zukertort. Su larga ausencia en competiciones internacionales, sumado a la victoria de Zukertort en el mencionado evento, provocó que comenzara a formarse la opinión general de que Zukertort había pasado a ser el mejor jugador del mundo. Steinitz se trasladó a Estados Unidos (donde pasaría el resto de su vida) tras el torneo de Londres de 1883, pero sus debaes con Zukertort y otros ajedrecistas en revistas y periódicos continuaron. Después de unas negociaciones que se alargaron en el tiempo, Steinitz y Zukertort acordaron disputar un encuentro.
El match Steinitz - Zukertort de 1886 decidiría por primera vez en la historia un Campeón del Mundo oficial. El ganador sería el primero en alcanzar diez victorias. Steinitz tuvo un muy mal inicio y, después de cinco partidas disputadas, Zukertort dominaba el marcador por un claro 4-1. Pero entonces el maestro austríaco fue capaz de revertir la situación, realizando una remontada épica para imponerse por un marcador final de 12,5-7,5 (10 victorias, 5 derrotas y 5 tablas). Este resultado puso fin a todos los debates sobre quién era el mejor ajedrecista del mundo en ese momento y Steinitz fue coronado como el primer Campeón del Mundo oficial.
En 1889, Steinitz se enfrentaría a Chigorin (un maestro ruso de primer nivel muy respetado). El encuentro fue patrocinado por el Club de Ajedrez de la Habana y el austríaco volvió a demostrar su superioridad una vez más. Se impuso por un resultado final de 10,5-6,5 (10 victorias, 6 derrotas y 1 tablas) y situó su récord de imbatibilidad en 27 años. En la siguiente partida, perteneciente a ese duelo, el primer Campeón del Mundo combina ideas posicionales y tácticas para conducir un ataque que deja una profunda impresión.
Steinitz disputaría un nuevo encuentro por el título contra Isidor Gunsberg en 1890. Gunsberg se había ganado el derecho de enfrentarse a Steinitz tras finalizar en tercera posición en el torneo de Nueva York de 1889 (Chigorin compartió el primer puesto con Weiss). El Campeón del Mundo superó a Gunsberg por un resultado de 10,5 a 8,5 (6 victorias, 4 derrotas y 9 tablas). Steinitz volvería a repetir enfrentamiento contra Chigorin por la corona en 1892 y aunque el encuentro estuvo más reñido en esta ocasión, el resultado fue el mismo: Steinitz resultó vencedor por 12,5 a 10,5 (10 victorias, 8 derrotas y 5 tablas).
Parecía por lo tanto que no había ni un solo ajedrecista en el planeta capaz de derrotar a Steinitz, ya que su racha de imbatibilidad se alargaba ya hasta los 30 años; ¡un hito sin precedentes! Sin embargo, en 1894, un recién llegado que carecía prácticamente de experiencia en matches individuales, desafió al Campeón del Mundo - su nombre era Emanuel Lasker. Lasker había obtenido algunos resultados satisfactorios en torneos, pero no se había medido a Chigorin o Tarrasch (el 2º y 3º mejor jugador jugador del mundo en ese momento respectivamente) en un encuentro individual. Conviene resaltar que Tarrasch había rechazado sendas invitaciones para disputar un match tanto de Lasker como de Steinitz a comienzos de la década de 1890.
El mundo del ajedrez en general le otorgaba entre pocas y nulas posibilidades a Lasker de conseguir derrotar a Steinitz, mientras que este último llegó a afirmar que ganaría sin ningún tipo de duda. Pero entonces se produjo lo que pareció un milagro: el joven Lasker venció a Steinitz en el match por el Campeonato del Mundo de 1894 por 12 a 6, un resultado bastante contundente (10 victorias, 5 derrotas y 4 tablas). La derrota de Steinitz no solo supuso el primer revés de su carrera en encuentros individuales, sino también el final de una racha de 32 años sin caer en un solo match. Fue así como el maestro austríaco perdió la corona en favor de su inexperto oponente.
Steinitz siguió compitiendo tras la derrota ante Lasker. Se impuso en el torneo de Nueva York de 1894 y ganó el premio de belleza en Hastings en 1895 (esta famosa partida puede encontrarse a continuación, en la sección "Mejor partida"). Ocupó el segundo lugar en el torneo de San Petersburgo de ese mismo año por detrás de Lasker, pero superando a Chigorin y Pillsbury.
Entre finales de 1896 y comienzos de 1897, Steinitz disputó un match revancha con Lasker por el Campeonato del Mundo. Lasker volvió a derrotar al excampeón, en esta ocasión de forma aún más convincente que en su primer enfrentamiento, por un resultado de 12,5 a 4,5 (10 victorias, 2 derrotas y 5 tablas). Participaría en otros dos eventos después de su match revancha contra Lasker, pero su actuación no fue la esperada. El primer Campeón del Mundo oficial falleció en 1900, a los 64 años de edad (el número de casillas que hay en un tablero de ajedrez).
El legado de Steinitz es enorme. Permaneció invicto en encuentros individuales durante nada menos que 32 años, lo cual supuso un hito sin precedentes. Resulta difícil comparar este logro con los conseguidos por Grandes Maestros en la actualidad, ya que hoy día se celebran más torneos que matches individuales. Otro récord histórico logrado por el primer Campeón del Mundo fue su racha de 25 victorias consecutivas, obtenidas entre 1873 y 1882. La mayoría de la gente es de la opinión de que esta marca no puede compararse con la racha de 20 triunfos seguidos conseguidos por Bobby Fischer entre 1970 y 1971, ya que en el caso de este último no se produjeron entre medio largos períodos de inactividad y todos sus oponentes eran de primera clase mundial. No obstante, la marca obtenida por el austríaco en la segunda mitad del S.XIX fue simplemente impresionante.
Steinitz fue también un conocido autor y publicista. Sus debates con Zukertort y otros maestros de la época en revistas y periódicos pasaron a la posteridad. Además, las contribuciones a la teoría de aperturas hechas por el primer Campeón del Mundo resultaron esenciales para el posterior desarrollo de las mismas, muchas de las cuales siguen siendo populares en la actualidad. Tanto su biografía como sus partidas continúan estudiándose a través de libros, videos y artículos. Sin lugar a dudas, su mayor aporte al mundo del ajedrez fueron sus ideas estratégicas y posicionales, que marcaron un antes y un después en una época en la que el único estilo aceptado era el romántico.
Tal vez fuese Capablanca, el tercer Campeón del Mundo, el que mejor resumiera la importancia que tuvo el austríaco de cara al desarrollo de nuestro juego: "Steinitz fue el primero en establecer los principios básicos de la estrategia general en ajedrez. Fue un auténtico pionero y uno de los mayores investigadores, cuyo principal objetivo era la búsqueda de la verdad, la cual permanecía oculta a ojos de sus contemporáneos". Sus espectaculares logros ante el tablero, sus ideas originales y revolucionarias sobre el juego posicional y el hecho de que fue el primer Campeón del Mundo oficial convierten a Steinitz en una auténtica leyenda de nuestro juego que nunca será olvidada.
[Fuente: chess.com]
Cuando Steinitz entró en la escena internacional en la década de 1850, el estilo de juego agresivo estaba en su máximo apogeo. Aunque comenzó adoptando este enfoque romántico en sus inicios, lleno de gambitos y sacrificios, posteriormente transformaría el mundo del ajedrez para siempre con la introducción del nuevo estilo de juego posicional. Defendió sus ideas con firmeza hasta que, eventualmente, muchos otros maestros de la época las aceptaron. Este nuevo enfoque posicional sentó las bases del ajedrez moderno.
En 1873, siendo ya el ajedrecista número uno del mundo, Steinitz comenzó a aplicar sus nuevas teorías en el tablero. Puso en práctica muchos de los elementos posicionales que todavía siguen estando en vigor a día de hoy: la importancia de una estructura de peones sana, el espacio, la pareja de alfiles, la creación y utilización de puestos avanzados para los caballos y la acumulación de pequeñas ventajas. La siguiente partida, jugada en una época en la que sus teorías estaban aún en una fase en desarrollo, pone de manifiesto la profundidad de sus ideas posicionales. En ella, Steinitz deteriora la estructura de peones de Anderssen en el flanco de dama, acumula una serie de pequeñas ventajas y utiliza su mayor espacio para superar poco a poco a su oponente y transformar por último su ventaja posicional en material.
Steinitz aprendió a jugar al ajedrez a los 12 años de edad, pero su enfoque hacia el juego no fue demasiado serio hasta rondar la veintena. En 1859 ocupó el tercer lugar en los Campeonatos de Viena y en 1861, dos años más tarde, se proclamó campeón de ese mismo torneo, con un resultado de 30/31 puntos posibles. En el siguiente duelo, disputado en esos años, el maestro austríaco exhibe un espectacular juego de ataque - después de una serie de sacrificios la partida desemboca en unas complicaciones tácticas salvajes, tras las cuales la dama y el caballo de Steinitz resultan decisivos.
Después de esta exhibición en el Campeonato de Viena de 1861, fue invitado a representar a Austria en el torneo de Londres de 1862. Acabó sexto en lo que sería su debut internacional y, justo al término de ese evento, retó a Dubois (quinto clasificado en el torneo de Londres) a jugar un match. Steinitz derrotó a Dubois por 5,5 a 3,5, en un enfrentamiento que marcaría el inicio de 32 años consecutivos sin perder un solo encuentro individual. Tras lograr esta victoria, el austríaco decidió convertirse en ajedrecista profesional y se trasladó a Londres.
Steinitz continuó cosechando éxitos en matches individuales en 1862 y 1863, derrotando al maestro inglés de primer nivel Blackburne. En 1863 salió victorioso en sendos encuentros ante los también maestros ingleses Deacon y Mongredien y un año más tarde, en 1864, superó a otro maestro de ese mismo país, Valentine Green. Todos estos triunfos hicieron que pasase a ser ampliamente reconocido como uno de los mejores jugadores del mundo.
Ya en 1866, Steinitz disputó un match contra Adolf Anderssen. Este último estaba considerado el ajedrecista número uno mundial, ya que se había impuesto en los prestigiosos torneos de Londres de 1851 y 1862. El único jugador que estaba por delante de Anderssen era Morphy, quien sin embargo había abandonado el ajedrez ese mismo año. A pesar de que el maestro austríaco partía claramente como el no favorito para adjudicarse el encuentro, consiguió superar a Anderssen por un resultado de 8 a 6, lo cual constituyó una verdadera sorpresa para el mundo del ajedrez.
Tras ganar ese duelo, Steinitz pasó a ser aceptado por todos como el mejor ajedrecista del mundo. En la siguiente partida, perteneciente al match contra Anderssen, el maestro austríaco conduce el ataque de una forma que recuerda a la moderna Defensa India de Rey (casi 90 años antes de que esta defensa alcanzase cierta popularidad tras el Torneo Internacional de Zurich de 1953).
Steinitz derrotó a Bird en un match individual en 1866. Tras ese enfrentamiento, no volvería a disputar un nuevo encuentro hasta su duelo con Johannes Zukertort de 1872 - quien se había impuesto de manera convincente a Anderssen en 1871 y se convertiría en el futuro retador del maestro austríaco en el primer Campeonato del Mundo oficial, que tendría lugar 14 años después. Steinitz superó a Zukertort en el encuentro de 1872 por un resultado de 9 a 3 (7 victorias, 4 tablas y 1 derrota). Este duelo fue la última ocasión en la que Steinitz adoptó el "viejo" estilo de juego romántico, basado en agresivos ataques y sacrificios.
Ya en 1873, Steinitz participó en el torneo de Viena, donde puso en práctica sus nuevas ideas posicionales. Compartió la primera posición con Blackburne en ese evento y acabó por delante de Anderssen, Rosenthal, Paulsen y Bird. Consiguió vencer a Blackburne en los desempates para adjudicarse la victoria en un torneo en el que además obtuvo 14 triunfos consecutivos, lo cual marcó el inicio de una impresionante racha de 25 victorias seguidas (un hito histórico). Esta racha se extendió desde el torneo de Viena de 1873 hasta la segunda ronda del mismo evento de 1882.
Tras el torneo de Viena de 1873, Steinitz dejó de participar en competiciones oficiales hasta 1882. Derrotó de nuevo a Blackburne en un encuentro por 7 a 0 en 1876, pero con esa excepción, se dedicó principalmente a escribir sobre ajedrez en lugar de a jugar. Llegó incluso a trabajar de periodista especializado en ajedrez para una prestigiosa revista deportiva de la época. Mientras ocupaba ese cargo, mantuvo numerosos debates periodísticos con Zukertort (quien escribía a su vez para su propia revista de ajedrez).
La vuelta a la competición de Steinitz en el torneo de Viena de 1882 fue bastante satisfactoria - empató en el primer puesto con Winawer, superando a Mason, Zukertort, Blackburne, Paulsen, o Chigorin entre otros. Ya a finales de ese mismo año, viajó a Estados Unidos, donde derrotó a Sellman en dos encuentros y al campeón de Cuba, Golmayo, en 1883.
El maestro austríaco regresó a Londres para el torneo de 1883, en el que ocupó el segundo lugar por detrás de Zukertort. Su larga ausencia en competiciones internacionales, sumado a la victoria de Zukertort en el mencionado evento, provocó que comenzara a formarse la opinión general de que Zukertort había pasado a ser el mejor jugador del mundo. Steinitz se trasladó a Estados Unidos (donde pasaría el resto de su vida) tras el torneo de Londres de 1883, pero sus debaes con Zukertort y otros ajedrecistas en revistas y periódicos continuaron. Después de unas negociaciones que se alargaron en el tiempo, Steinitz y Zukertort acordaron disputar un encuentro.
El match Steinitz - Zukertort de 1886 decidiría por primera vez en la historia un Campeón del Mundo oficial. El ganador sería el primero en alcanzar diez victorias. Steinitz tuvo un muy mal inicio y, después de cinco partidas disputadas, Zukertort dominaba el marcador por un claro 4-1. Pero entonces el maestro austríaco fue capaz de revertir la situación, realizando una remontada épica para imponerse por un marcador final de 12,5-7,5 (10 victorias, 5 derrotas y 5 tablas). Este resultado puso fin a todos los debates sobre quién era el mejor ajedrecista del mundo en ese momento y Steinitz fue coronado como el primer Campeón del Mundo oficial.
En 1889, Steinitz se enfrentaría a Chigorin (un maestro ruso de primer nivel muy respetado). El encuentro fue patrocinado por el Club de Ajedrez de la Habana y el austríaco volvió a demostrar su superioridad una vez más. Se impuso por un resultado final de 10,5-6,5 (10 victorias, 6 derrotas y 1 tablas) y situó su récord de imbatibilidad en 27 años. En la siguiente partida, perteneciente a ese duelo, el primer Campeón del Mundo combina ideas posicionales y tácticas para conducir un ataque que deja una profunda impresión.
Steinitz disputaría un nuevo encuentro por el título contra Isidor Gunsberg en 1890. Gunsberg se había ganado el derecho de enfrentarse a Steinitz tras finalizar en tercera posición en el torneo de Nueva York de 1889 (Chigorin compartió el primer puesto con Weiss). El Campeón del Mundo superó a Gunsberg por un resultado de 10,5 a 8,5 (6 victorias, 4 derrotas y 9 tablas). Steinitz volvería a repetir enfrentamiento contra Chigorin por la corona en 1892 y aunque el encuentro estuvo más reñido en esta ocasión, el resultado fue el mismo: Steinitz resultó vencedor por 12,5 a 10,5 (10 victorias, 8 derrotas y 5 tablas).
Parecía por lo tanto que no había ni un solo ajedrecista en el planeta capaz de derrotar a Steinitz, ya que su racha de imbatibilidad se alargaba ya hasta los 30 años; ¡un hito sin precedentes! Sin embargo, en 1894, un recién llegado que carecía prácticamente de experiencia en matches individuales, desafió al Campeón del Mundo - su nombre era Emanuel Lasker. Lasker había obtenido algunos resultados satisfactorios en torneos, pero no se había medido a Chigorin o Tarrasch (el 2º y 3º mejor jugador jugador del mundo en ese momento respectivamente) en un encuentro individual. Conviene resaltar que Tarrasch había rechazado sendas invitaciones para disputar un match tanto de Lasker como de Steinitz a comienzos de la década de 1890.
El mundo del ajedrez en general le otorgaba entre pocas y nulas posibilidades a Lasker de conseguir derrotar a Steinitz, mientras que este último llegó a afirmar que ganaría sin ningún tipo de duda. Pero entonces se produjo lo que pareció un milagro: el joven Lasker venció a Steinitz en el match por el Campeonato del Mundo de 1894 por 12 a 6, un resultado bastante contundente (10 victorias, 5 derrotas y 4 tablas). La derrota de Steinitz no solo supuso el primer revés de su carrera en encuentros individuales, sino también el final de una racha de 32 años sin caer en un solo match. Fue así como el maestro austríaco perdió la corona en favor de su inexperto oponente.
Steinitz siguió compitiendo tras la derrota ante Lasker. Se impuso en el torneo de Nueva York de 1894 y ganó el premio de belleza en Hastings en 1895 (esta famosa partida puede encontrarse a continuación, en la sección "Mejor partida"). Ocupó el segundo lugar en el torneo de San Petersburgo de ese mismo año por detrás de Lasker, pero superando a Chigorin y Pillsbury.
Entre finales de 1896 y comienzos de 1897, Steinitz disputó un match revancha con Lasker por el Campeonato del Mundo. Lasker volvió a derrotar al excampeón, en esta ocasión de forma aún más convincente que en su primer enfrentamiento, por un resultado de 12,5 a 4,5 (10 victorias, 2 derrotas y 5 tablas). Participaría en otros dos eventos después de su match revancha contra Lasker, pero su actuación no fue la esperada. El primer Campeón del Mundo oficial falleció en 1900, a los 64 años de edad (el número de casillas que hay en un tablero de ajedrez).
El legado de Steinitz es enorme. Permaneció invicto en encuentros individuales durante nada menos que 32 años, lo cual supuso un hito sin precedentes. Resulta difícil comparar este logro con los conseguidos por Grandes Maestros en la actualidad, ya que hoy día se celebran más torneos que matches individuales. Otro récord histórico logrado por el primer Campeón del Mundo fue su racha de 25 victorias consecutivas, obtenidas entre 1873 y 1882. La mayoría de la gente es de la opinión de que esta marca no puede compararse con la racha de 20 triunfos seguidos conseguidos por Bobby Fischer entre 1970 y 1971, ya que en el caso de este último no se produjeron entre medio largos períodos de inactividad y todos sus oponentes eran de primera clase mundial. No obstante, la marca obtenida por el austríaco en la segunda mitad del S.XIX fue simplemente impresionante.
Steinitz fue también un conocido autor y publicista. Sus debates con Zukertort y otros maestros de la época en revistas y periódicos pasaron a la posteridad. Además, las contribuciones a la teoría de aperturas hechas por el primer Campeón del Mundo resultaron esenciales para el posterior desarrollo de las mismas, muchas de las cuales siguen siendo populares en la actualidad. Tanto su biografía como sus partidas continúan estudiándose a través de libros, videos y artículos. Sin lugar a dudas, su mayor aporte al mundo del ajedrez fueron sus ideas estratégicas y posicionales, que marcaron un antes y un después en una época en la que el único estilo aceptado era el romántico.
Tal vez fuese Capablanca, el tercer Campeón del Mundo, el que mejor resumiera la importancia que tuvo el austríaco de cara al desarrollo de nuestro juego: "Steinitz fue el primero en establecer los principios básicos de la estrategia general en ajedrez. Fue un auténtico pionero y uno de los mayores investigadores, cuyo principal objetivo era la búsqueda de la verdad, la cual permanecía oculta a ojos de sus contemporáneos". Sus espectaculares logros ante el tablero, sus ideas originales y revolucionarias sobre el juego posicional y el hecho de que fue el primer Campeón del Mundo oficial convierten a Steinitz en una auténtica leyenda de nuestro juego que nunca será olvidada.
[Fuente: chess.com]
Robert Edwin Peary, primer hombre en llegar al Polo Norte (1909)
Robert Edwin Peary (Cresson, Pensilvania, 6 de mayo de 1856 - 20 de febrero de 1920) fue un explorador estadounidense que alegó haber sido la primera persona en llegar al Polo Norte, el 6 de abril de 1909, una reivindicación que le supuso grandes honores y prestigio, pero que posteriormente le atrajo muchas críticas y controversias, y hoy se cuestiona ampliamente.
Para su expedición final al Polo Norte partió el 6 de julio de 1908 de la ciudad de Nueva York, junto con 23 hombres, y pasó el invierno cerca del cabo Sheridan, en la isla de Ellesmere. Desde allí partieron hacia el Polo Norte el 1 de marzo de 1909.
En el tramo final de la expedición, solo cinco de sus hombres quedaron junto a él: Matthew Henson, Oatah, Egingwah, Seegloo y Ookeah. En su diario de viaje, el día 7 de abril escribió (aunque sus notas fueron luego reescritas para la publicación) "¡¡¡Al fin el Polo!!! El premio de tres siglos, mi sueño y ambición durante 22 años. Mío al fin."
La afirmación de Peary de haber llegado al Polo Norte siempre ha sido puesta en duda, debido a ciertas razones:
Algunos historiadores creen que Peary realmente pensó que había llegado al polo. Otros han sugerido que es culpable de exagerar deliberadamente sus logros. También algunos han sugerido que cualquier indicio de que Peary no haya llegado al Polo debe ser el trabajo de conspiradores que estaban a favor de Cook, quien quería desacreditarlo. Probablemente la controversia nunca se pueda resolver.
Peary también fue el autor de varios libros, los más famosos son 'Northward over the Great Ice' (1898) y 'Nearest the Pole' (1907). La película 'Glory & Honor', de Kevin Hooks (2000), describe su viaje al Polo.
En su libro 'Ninety Degrees North', el historiador polar y escritor Fergus Fleming describe a Peary como «indudablemente el más impetuoso, posiblemente el más exitoso y probablemente el más antipático de los hombres en los anales de la exploración polar.
[Fuente: Wikipedia]
Para su expedición final al Polo Norte partió el 6 de julio de 1908 de la ciudad de Nueva York, junto con 23 hombres, y pasó el invierno cerca del cabo Sheridan, en la isla de Ellesmere. Desde allí partieron hacia el Polo Norte el 1 de marzo de 1909.
En el tramo final de la expedición, solo cinco de sus hombres quedaron junto a él: Matthew Henson, Oatah, Egingwah, Seegloo y Ookeah. En su diario de viaje, el día 7 de abril escribió (aunque sus notas fueron luego reescritas para la publicación) "¡¡¡Al fin el Polo!!! El premio de tres siglos, mi sueño y ambición durante 22 años. Mío al fin."
La afirmación de Peary de haber llegado al Polo Norte siempre ha sido puesta en duda, debido a ciertas razones:
- Nada más regresar del Ártico se enteró de que Frederick Cook también afirmaba haber llegado al polo el año anterior. Dado que la expedición de Cook casi seguramente fue un fraude y nunca alcanzó ningún lugar cercano al Polo, a Peary le fueron aplicadas desde el principio las mismas incógnitas y dudas debido a la falta de evidencia.
- El grupo que acompañó a Peary en la etapa final de la travesía no incluía a nadie que estuviera entrenado en navegación y pudiera confirmar independientemente su trabajo de orientación, lo cual parece bastante negligente. Las distancias y velocidades que Peary afirmó haber alcanzado con el último grupo de apoyo para regresar son tres veces más rápidas que lo que tardó en llegar.
- La cuenta de un itinerario ida y vuelta al polo por una ruta directa —la única forma en la que podría haber viajado a tal velocidad— es contradicha por los datos facilitados por Matthew Henson, que habló del desvío pronunciado que realizaron para evitar inconvenientes. En 1996 se hizo un análisis de los registros de Peary descubiertos en ese momento, e indican que estuvo a casi 20 millas náuticas (37 kilómetros) del polo.
Algunos historiadores creen que Peary realmente pensó que había llegado al polo. Otros han sugerido que es culpable de exagerar deliberadamente sus logros. También algunos han sugerido que cualquier indicio de que Peary no haya llegado al Polo debe ser el trabajo de conspiradores que estaban a favor de Cook, quien quería desacreditarlo. Probablemente la controversia nunca se pueda resolver.
Peary también fue el autor de varios libros, los más famosos son 'Northward over the Great Ice' (1898) y 'Nearest the Pole' (1907). La película 'Glory & Honor', de Kevin Hooks (2000), describe su viaje al Polo.
En su libro 'Ninety Degrees North', el historiador polar y escritor Fergus Fleming describe a Peary como «indudablemente el más impetuoso, posiblemente el más exitoso y probablemente el más antipático de los hombres en los anales de la exploración polar.
[Fuente: Wikipedia]
Narmer, primer faraón del Antiguo Egipto (aprox. 3100 a.C.)
Narmer (también llamado Nar; Hor-nar-mer , Hor-nar-meher o Horn-nar) fue un rey del Antiguo Egipto durante el periodo arcaico de Egipto. Los egiptólogos lo consideran como el probable sucesor de los reyes protodinásticos Horus Escorpión II y/o Horus Ka, siendo considerado por algunos el unificador de Egipto y fundador de la dinastía I.
La identidad de Narmer es tema de debates en curso, aunque la opinión dominante entre los egiptólogos identifica a Narmer con el faraón Menes de la dinastía I, a quien también se le acredita la unificación de Egipto como el primer faraón.siendo citado en varias fuentes. Esta conclusión se basa en la paleta de Narmer, una placa que muestra a Narmer como unificador de Egipto, y los dos sellos de la necrópolis de Abidos que lo muestran como el primer rey de la dinastía I.
Pese a la controversia sobre su reinado, existe el consenso de que Narmer impulsó enormemente la cultura de su tierra y allanó el camino para convertir a Egipto en el gran imperio que llegó a ser años después. La fecha probable de su reinado se calcula alrededor del 3100 a. C. o 3075 a. C.
La fecha comúnmente aceptada para el comienzo de su reinado es 3100 a. C. Otras estimaciones que usan tanto el método histórico como la datación por radiocarbono lo sitúan en el rango 3273-2987 a. C.
Usando el método histórico, se usa un evento astronómico registrado en los textos egipcios como punto de partida y a partir de este se determina por "estimación muerta" la fecha de reinado del soberano, sumando o restando los años de gobierno de cada rey —tomados generalmente de Manetón, la Lista Real de Abidos o la Piedra de Palermo— hasta llegar al rey en cuestión. Por supuesto, hay incertidumbre sobre la duración de los reinados, especialmente en los períodos intermedios y el periodo arcaico, además de que los eventos astronómicos disponibles para las estimaciones están ubicados en el Imperio Nuevo y el Imperio Medio (para una discusión de los problemas en el establecimiento de fechas absolutas para el Antiguo Egipto, véase Shaw (2000, pp. 1-16)).
Dos estimaciones basadas en este método son:Hayes (1970, p. 174), que sitúa el inicio del reinado de Narmer/Menes en 3114 a. C. y lo redondea a 3100 a. C., y Krauss y Warburton (2006, p. 487), que da como fecha 2950 a. C. Varias estimaciones del comienzo de la dinastía I colocan su inicio con Aha, dejando de lado la cuestión de si comenzó con Narmer o Aha, por lo que deben ser ajustados por la longitud del reinado de Narmer para obtener una estimación de la fecha del comienzo del reinado de Narmer. Desafortunadamente no se tiene una estimación confiable de la duración del reinado de Narmer, siendo la mejor la estimación de Manetón (Julio Africano).
La duración, de acuerdo con Manetón (1940, p. 29), es de 62 años, bajo el supuesto de que Narmer y Menes fueron la misma persona. Por lo tanto el inicio de su reinado es 62 años antes de la fecha del inicio de la dinastía I dada por los autores que suponen su inicio en el reinado de Aha. Entre las estimaciones del comienzo del reinado de Narmer calculadas de esta manera están las de von Beckerath (1997, p. 179) (3094-3044 a. C.);Helck (1986, p. 28) (2987 a. C.);Kitchen (2000, p. 48) (3092 a. C.) y Shaw (2000, p. 480) (3062 a. C.). Considerando todas estas estimaciones se obtiene un rango de 3114-2987 a. C., en base al método histórico. La excepción al consenso dominante es Mellaart (1979, pp. 9-10), que estima el principio de la dinastía I en 3400 a. C. Sin embargo llegó a esta conclusión al ignorar la fecha astronómica del Imperio Medio y su conclusión no está ampliamente aceptada.
La datación por radiocarbono también presenta sus problemas. De acuerdo con Hendrickx (2006, p. 90), «las curvas de calibración para la segunda mitad del cuarto milenio a. C. muestran fluctuaciones importantes con amplios rangos de datos posibles como consecuencia. Generalmente se considera un "período malo" para la datación por radiocarbono». El uso de un enfoque estadístico, incluyendo todas las fechas de carbono 14 disponibles para el período arcaico reduce, pero no elimina, los problemas inherentes.Dee et al. (2004, tabla 1) utilizan este enfoque y derivan una estimación del intervalo de confianza del 65 % para el inicio de la dinastía I en 3211-3045 a. C. Sin embargo definen el comienzo de la dinastía I como el comienzo del reinado de Aha y al no existir fechas de radiocarbono para Narmer, nuevamente se recurre al ajuste de 62 años, lo que proporciona un rango de 3273-3107 a. C., siendo estas fechas cercanas a las obtenidas mediante el método histórico (3114-2987 a. C.).
[Fuente: Wikipedia]
La identidad de Narmer es tema de debates en curso, aunque la opinión dominante entre los egiptólogos identifica a Narmer con el faraón Menes de la dinastía I, a quien también se le acredita la unificación de Egipto como el primer faraón.siendo citado en varias fuentes. Esta conclusión se basa en la paleta de Narmer, una placa que muestra a Narmer como unificador de Egipto, y los dos sellos de la necrópolis de Abidos que lo muestran como el primer rey de la dinastía I.
Pese a la controversia sobre su reinado, existe el consenso de que Narmer impulsó enormemente la cultura de su tierra y allanó el camino para convertir a Egipto en el gran imperio que llegó a ser años después. La fecha probable de su reinado se calcula alrededor del 3100 a. C. o 3075 a. C.
La fecha comúnmente aceptada para el comienzo de su reinado es 3100 a. C. Otras estimaciones que usan tanto el método histórico como la datación por radiocarbono lo sitúan en el rango 3273-2987 a. C.
Usando el método histórico, se usa un evento astronómico registrado en los textos egipcios como punto de partida y a partir de este se determina por "estimación muerta" la fecha de reinado del soberano, sumando o restando los años de gobierno de cada rey —tomados generalmente de Manetón, la Lista Real de Abidos o la Piedra de Palermo— hasta llegar al rey en cuestión. Por supuesto, hay incertidumbre sobre la duración de los reinados, especialmente en los períodos intermedios y el periodo arcaico, además de que los eventos astronómicos disponibles para las estimaciones están ubicados en el Imperio Nuevo y el Imperio Medio (para una discusión de los problemas en el establecimiento de fechas absolutas para el Antiguo Egipto, véase Shaw (2000, pp. 1-16)).
Dos estimaciones basadas en este método son:Hayes (1970, p. 174), que sitúa el inicio del reinado de Narmer/Menes en 3114 a. C. y lo redondea a 3100 a. C., y Krauss y Warburton (2006, p. 487), que da como fecha 2950 a. C. Varias estimaciones del comienzo de la dinastía I colocan su inicio con Aha, dejando de lado la cuestión de si comenzó con Narmer o Aha, por lo que deben ser ajustados por la longitud del reinado de Narmer para obtener una estimación de la fecha del comienzo del reinado de Narmer. Desafortunadamente no se tiene una estimación confiable de la duración del reinado de Narmer, siendo la mejor la estimación de Manetón (Julio Africano).
La duración, de acuerdo con Manetón (1940, p. 29), es de 62 años, bajo el supuesto de que Narmer y Menes fueron la misma persona. Por lo tanto el inicio de su reinado es 62 años antes de la fecha del inicio de la dinastía I dada por los autores que suponen su inicio en el reinado de Aha. Entre las estimaciones del comienzo del reinado de Narmer calculadas de esta manera están las de von Beckerath (1997, p. 179) (3094-3044 a. C.);Helck (1986, p. 28) (2987 a. C.);Kitchen (2000, p. 48) (3092 a. C.) y Shaw (2000, p. 480) (3062 a. C.). Considerando todas estas estimaciones se obtiene un rango de 3114-2987 a. C., en base al método histórico. La excepción al consenso dominante es Mellaart (1979, pp. 9-10), que estima el principio de la dinastía I en 3400 a. C. Sin embargo llegó a esta conclusión al ignorar la fecha astronómica del Imperio Medio y su conclusión no está ampliamente aceptada.
La datación por radiocarbono también presenta sus problemas. De acuerdo con Hendrickx (2006, p. 90), «las curvas de calibración para la segunda mitad del cuarto milenio a. C. muestran fluctuaciones importantes con amplios rangos de datos posibles como consecuencia. Generalmente se considera un "período malo" para la datación por radiocarbono». El uso de un enfoque estadístico, incluyendo todas las fechas de carbono 14 disponibles para el período arcaico reduce, pero no elimina, los problemas inherentes.Dee et al. (2004, tabla 1) utilizan este enfoque y derivan una estimación del intervalo de confianza del 65 % para el inicio de la dinastía I en 3211-3045 a. C. Sin embargo definen el comienzo de la dinastía I como el comienzo del reinado de Aha y al no existir fechas de radiocarbono para Narmer, nuevamente se recurre al ajuste de 62 años, lo que proporciona un rango de 3273-3107 a. C., siendo estas fechas cercanas a las obtenidas mediante el método histórico (3114-2987 a. C.).
[Fuente: Wikipedia]
Primer campéon de la NBA: Philadelphia Warriors (1947)
El 1 de noviembre de 1946 se escribió la primera página de la historia de la liga más importante y representativa de baloncesto del planeta. La NBA, todavía en formato BAA, nacía con 11 equipos entre los cuales estaría el primer Campeón de la historia de la liga norteamericana. Aquella primera liga estaba dividida en dos divisiones territoriales, la división oeste y la división este, la primera con 5 equipos y la segunda con 6. Los 11 equipos se enfrentaron entre todos jugando un total de 60 partidos de temporada regular.
El gran equipo dominador de aquella temporada fueron los Washington Capitols que consiguieron 49 victorias por tan sólo 11 derrotas. Ese resultado les llevó a un porcentaje de 81,7% de victorias, uno de los mejores balances de victorias de la historia de la NBA. El segundo mejor equipo de aquella temporada fueron los Chicago Stags que se quedaron muy lejos de los Capitols con un balance de 29 victorias y 21 derrotas (63,9% de victorias).
A pesar de su gran temporada regular ninguno de estos dos equipos culminó con éxito aquella primera temporada ya que fue otro equipo el que finalmente terminó llevandose el Título de Campeón de la NBA. Fueron finalmente los Philadelphia Warriors (actuales Golden State Warriors) el equipo que se proclamó primer Campeón de la historia de la NBA. En unos playoffs muy distintos al formato actual, se enfrentaron los seis mejores equipos de la temporada regular.
En un cuadro asimétrico los equipos del tercero al sexto jugaron una ronda eliminatoria al mejor de tres partidos para ver quien se clasificaba para las semifinales del Campeonato. Por el otro lado y ya en semifinales directamente se enfrentaron los dos mejores equipos de la temporada regular, los Washington Capitols y los Chicago Stags en lo que podría haber sido una final anticipada del Campeonato.
La diferencia es que para equiparar el número de partidos entre todos los aspirantes, las semifinales del lado del cuadro de los equipos tercero al sexto se jugaron al mejor de tres partidos y las de los equipos que no habían jugado una fase previa (Capitols y Stags) se jugaron al mejor de siete partidos. Esta estructura de la competición llevó a que por un lado del cuadro los Philadelphia Warriors pudieran llegar a la final de la NBA tras vencer a los New York Knicks en semifinales cómodamente por 2 a 0 y que por el otro lado del cuadro, los Stags se impusieran a los Capitols por 4 a 2.
El resumen de todo aquel proceso fue la histórica primera final de la NBA entre los Philadelphia Warriors y los Chicago Stags, disputada al mejor de 7 partidos. Los Warriors pusieron la primera piedra de la historia de los Campeones de la NBA tras vencer a los Stags por 4 a 1. En aquellas finales se enfrentaron dos de los mejores anotadores de la época Joe Fulks de los Warriors y Max Zaslofsky de los Stags. La juventud y la buena defensa sobre Max Zaslofsky decantó de forma definitiva aquella Finales al lado de los Warriors. Un excepcional Joe Fulks con 26.2 puntos de promedio en aquellas primeras finales, llevó a los Warriors a ser el primer Campeón de la NBA tras imponerse a los Stags por un contundente 4 a 1.
[Fuente: elgurudelbasket.com]
El gran equipo dominador de aquella temporada fueron los Washington Capitols que consiguieron 49 victorias por tan sólo 11 derrotas. Ese resultado les llevó a un porcentaje de 81,7% de victorias, uno de los mejores balances de victorias de la historia de la NBA. El segundo mejor equipo de aquella temporada fueron los Chicago Stags que se quedaron muy lejos de los Capitols con un balance de 29 victorias y 21 derrotas (63,9% de victorias).
A pesar de su gran temporada regular ninguno de estos dos equipos culminó con éxito aquella primera temporada ya que fue otro equipo el que finalmente terminó llevandose el Título de Campeón de la NBA. Fueron finalmente los Philadelphia Warriors (actuales Golden State Warriors) el equipo que se proclamó primer Campeón de la historia de la NBA. En unos playoffs muy distintos al formato actual, se enfrentaron los seis mejores equipos de la temporada regular.
En un cuadro asimétrico los equipos del tercero al sexto jugaron una ronda eliminatoria al mejor de tres partidos para ver quien se clasificaba para las semifinales del Campeonato. Por el otro lado y ya en semifinales directamente se enfrentaron los dos mejores equipos de la temporada regular, los Washington Capitols y los Chicago Stags en lo que podría haber sido una final anticipada del Campeonato.
La diferencia es que para equiparar el número de partidos entre todos los aspirantes, las semifinales del lado del cuadro de los equipos tercero al sexto se jugaron al mejor de tres partidos y las de los equipos que no habían jugado una fase previa (Capitols y Stags) se jugaron al mejor de siete partidos. Esta estructura de la competición llevó a que por un lado del cuadro los Philadelphia Warriors pudieran llegar a la final de la NBA tras vencer a los New York Knicks en semifinales cómodamente por 2 a 0 y que por el otro lado del cuadro, los Stags se impusieran a los Capitols por 4 a 2.
El resumen de todo aquel proceso fue la histórica primera final de la NBA entre los Philadelphia Warriors y los Chicago Stags, disputada al mejor de 7 partidos. Los Warriors pusieron la primera piedra de la historia de los Campeones de la NBA tras vencer a los Stags por 4 a 1. En aquellas finales se enfrentaron dos de los mejores anotadores de la época Joe Fulks de los Warriors y Max Zaslofsky de los Stags. La juventud y la buena defensa sobre Max Zaslofsky decantó de forma definitiva aquella Finales al lado de los Warriors. Un excepcional Joe Fulks con 26.2 puntos de promedio en aquellas primeras finales, llevó a los Warriors a ser el primer Campeón de la NBA tras imponerse a los Stags por un contundente 4 a 1.
[Fuente: elgurudelbasket.com]
Roald Amundsen, primer hombre en llegar al Polo Sur (1911)
La expedición Amundsen fue la primera expedición en llegar al Polo Sur, liderada por el explorador noruego Roald Amundsen. Él, junto a cuatro de los miembros que integraron la expedición, llegaron al Polo el 14 de diciembre de 1911, con cinco semanas de antelación con respecto al grupo liderado por el inglés Robert Falcon Scott, de la expedición Terra Nova. Amundsen y su equipo regresaron sanos y salvos a su base, siendo informados, más tarde, de que Scott, junto a cuatro compañeros más, habían muerto en el viaje de regreso.
En un principio, la idea de Amundsen era llegar al Ártico y conquistar el Polo Norte, para ello utilizó un navío preparado para navegar entre el hielo. Obtuvo la licencia para tripular y comandar el Fram, el navío de exploración polar de Fridtjof Nansen, y consiguió recoger una gran cantidad de dinero para financiar su proyecto. Sin embargo, en 1909, sus rivales norteamericanos, Frederick Cook y Robert Peary, anunciaron, cada uno de ellos, que habían llegado al Polo Norte, echando, así, abajo los planes de Amundsen. Dadas las circunstancias, decidió alterar sus planes e iniciar los preparativos para una expedición al Polo Sur; sin tener la certeza de si el público y sus patrocinadores se mantendrían a su lado, mantuvo en secreto su nuevo objetivo. Cuando partió, en junio de 1910, la mayor parte de su tripulación creía que era el inicio de un viaje hacia el Ártico.
Amundsen estableció su base antártica, de nombre «Framheim», en la bahía de las Ballenas en la barrera de hielo de Ross. Tras meses de preparación, el establecimiento de los depósitos y una salida en falso que casi termina en desastre, él y su grupo partieron hacia el Polo en octubre de 1911. Durante el transcurso, descubrieron el Glaciar Axel Heiberg, que les ayudó en su ruta hasta la Meseta Antártica y, finalmente, hacia el propio Polo Sur. La maestría en el uso de esquís y la experiencia con trineos tirados por perros hizo que su viaje fuese relativamente rápido y sin problemas mayores. Otros objetivos de esta expedición incluyeron la primera exploración de la península del Rey Eduardo VII y una vasta exploración oceanográfica.
A pesar de que la expedición fue exitosa y fuertemente aplaudida, el trágico destino de Scott opacó su conquista. Por otro lado, el hecho de que Amundsen hubiese decidido mantener en secreto la alteración de sus planes, fue bastante criticado. Los historiadores modernos reconocen la elevada capacidad y coraje de Amundsen y su grupo; la estación de investigación científica en el Polo Sur recibió su nombre junto al de Scott.
[Fuente: Wikipedia]
En un principio, la idea de Amundsen era llegar al Ártico y conquistar el Polo Norte, para ello utilizó un navío preparado para navegar entre el hielo. Obtuvo la licencia para tripular y comandar el Fram, el navío de exploración polar de Fridtjof Nansen, y consiguió recoger una gran cantidad de dinero para financiar su proyecto. Sin embargo, en 1909, sus rivales norteamericanos, Frederick Cook y Robert Peary, anunciaron, cada uno de ellos, que habían llegado al Polo Norte, echando, así, abajo los planes de Amundsen. Dadas las circunstancias, decidió alterar sus planes e iniciar los preparativos para una expedición al Polo Sur; sin tener la certeza de si el público y sus patrocinadores se mantendrían a su lado, mantuvo en secreto su nuevo objetivo. Cuando partió, en junio de 1910, la mayor parte de su tripulación creía que era el inicio de un viaje hacia el Ártico.
Amundsen estableció su base antártica, de nombre «Framheim», en la bahía de las Ballenas en la barrera de hielo de Ross. Tras meses de preparación, el establecimiento de los depósitos y una salida en falso que casi termina en desastre, él y su grupo partieron hacia el Polo en octubre de 1911. Durante el transcurso, descubrieron el Glaciar Axel Heiberg, que les ayudó en su ruta hasta la Meseta Antártica y, finalmente, hacia el propio Polo Sur. La maestría en el uso de esquís y la experiencia con trineos tirados por perros hizo que su viaje fuese relativamente rápido y sin problemas mayores. Otros objetivos de esta expedición incluyeron la primera exploración de la península del Rey Eduardo VII y una vasta exploración oceanográfica.
A pesar de que la expedición fue exitosa y fuertemente aplaudida, el trágico destino de Scott opacó su conquista. Por otro lado, el hecho de que Amundsen hubiese decidido mantener en secreto la alteración de sus planes, fue bastante criticado. Los historiadores modernos reconocen la elevada capacidad y coraje de Amundsen y su grupo; la estación de investigación científica en el Polo Sur recibió su nombre junto al de Scott.
[Fuente: Wikipedia]
Primeros (y únicos) ataques nucleares de la historia: Hiroshima y Nagasaki (1945)
Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki fueron dos ataques nucleares ordenados por Harry S. Truman, presidente de los Estados Unidos, contra el Imperio del Japón. Los ataques se efectuaron el 6 y el 9 de agosto de 1945 sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, respectivamente, lo que contribuyó, junto con la guerra soviético-japonesa, a la rendición de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial. Después de seis meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades, el arma nuclear 'Little Boy' fue soltada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de 1945, seguida por la detonación de la bomba 'Fat Man' el jueves 9 de agosto sobre Nagasaki. Entre 105 000 y 120 000 personas murieron y 130 000 resultaron heridas. Hasta la fecha, estos bombardeos constituyen los únicos ataques nucleares de la historia.
Se estima que, hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 166 000 personas en Hiroshima y 80 000 en Nagasaki, totalizando unas 246 000 muertes, aunque solo la mitad falleció los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15 al 20 % murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación. Desde entonces, algunas otras personas han fallecido de leucemia (231 casos observados) y distintos cánceres (334 observados) atribuidos a la exposición y a la radiación liberada por las bombas. En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles.
Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto de 1945, el Imperio de Japón anunció su rendición incondicional a los «Aliados», haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación. Con la rendición de Japón, concluyó la guerra del Pacífico y, por tanto, la Segunda Guerra Mundial. Como consecuencias de la derrota, el Imperio nipón fue ocupado por fuerzas aliadas lideradas por los Estados Unidos —con contribuciones de Australia, la India británica, el Reino Unido y Nueva Zelanda— y adoptó los «Tres principios antinucleares», que le prohibían poseer, fabricar e introducir armamento nuclear.
[Fuente: Wikipedia]
Se estima que, hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 166 000 personas en Hiroshima y 80 000 en Nagasaki, totalizando unas 246 000 muertes, aunque solo la mitad falleció los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15 al 20 % murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación. Desde entonces, algunas otras personas han fallecido de leucemia (231 casos observados) y distintos cánceres (334 observados) atribuidos a la exposición y a la radiación liberada por las bombas. En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles.
Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto de 1945, el Imperio de Japón anunció su rendición incondicional a los «Aliados», haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación. Con la rendición de Japón, concluyó la guerra del Pacífico y, por tanto, la Segunda Guerra Mundial. Como consecuencias de la derrota, el Imperio nipón fue ocupado por fuerzas aliadas lideradas por los Estados Unidos —con contribuciones de Australia, la India británica, el Reino Unido y Nueva Zelanda— y adoptó los «Tres principios antinucleares», que le prohibían poseer, fabricar e introducir armamento nuclear.
[Fuente: Wikipedia]
Mapa babilónico del mundo, el primer mapa (aprox. Siglo VI a.C.)
El Mapa de Babilonia del mundo (o Imago Mundi) es una tablilla de arcilla de Babilonia escrita en acadio, que contiene una representación conceptualizada del mundo conocido, con una corta y parcialmente perdida descripción, que data de aproximadamente el siglo VI a. C. (período neobabilónico o aqueménida temprano).
El mapa está centrado en el Éufrates, fluyendo desde el norte hacia el sur. La ciudad de Babilonia se muestra en el Éufrates, en la mitad norte del mapa. La desembocadura del Éufrates está etiquetada como «pantano» y «desagüe». Susa, la capital de Elam, se muestra hacia el sur, Urartu al noreste, y Habban, la capital de los casitas, se muestra (incorrectamente) al noroeste. Mesopotamia está rodeada por un «río amargo» u océano circular, y ocho «regiones», representadas como secciones triangulares, se muestran más allá del océano. Se ha sugerido que la representación de estas regiones como triángulos podría indicar que fueron imaginadas como montañas.
La tableta fue descubierta en Sippar, en el valiato de Bagdad, unos 60 km al norte de Babilonia en la orilla este del río Éufrates. El texto se tradujo por primera vez en 1889. La tablilla de arcilla se encuentra en el Museo Británico.
El mapa es circular con dos círculos exteriores definidos. La escritura cuneiforme etiqueta todas las ubicaciones dentro del mapa circular, así como algunas regiones en el exterior. Los dos círculos exteriores representan el agua en el medio y están etiquetados como maratum «río amargo», el mar salado. Babilonia al norte del centro del mapa; las líneas paralelas en la parte inferior parecen representar las marismas del sur, y una línea curva que viene del norte, el noreste parece representar las montañas de Zagros. Hay siete pequeños círculos interiores en las áreas perimetrales dentro del círculo, y parecen representar siete ciudades. Ocho secciones triangulares en el círculo externo (perímetro del agua) representan «regiones» denominadas (nagu). La descripción de cinco de ellas ha sobrevivido.
[Fuente: Wikipedia]
El mapa está centrado en el Éufrates, fluyendo desde el norte hacia el sur. La ciudad de Babilonia se muestra en el Éufrates, en la mitad norte del mapa. La desembocadura del Éufrates está etiquetada como «pantano» y «desagüe». Susa, la capital de Elam, se muestra hacia el sur, Urartu al noreste, y Habban, la capital de los casitas, se muestra (incorrectamente) al noroeste. Mesopotamia está rodeada por un «río amargo» u océano circular, y ocho «regiones», representadas como secciones triangulares, se muestran más allá del océano. Se ha sugerido que la representación de estas regiones como triángulos podría indicar que fueron imaginadas como montañas.
La tableta fue descubierta en Sippar, en el valiato de Bagdad, unos 60 km al norte de Babilonia en la orilla este del río Éufrates. El texto se tradujo por primera vez en 1889. La tablilla de arcilla se encuentra en el Museo Británico.
El mapa es circular con dos círculos exteriores definidos. La escritura cuneiforme etiqueta todas las ubicaciones dentro del mapa circular, así como algunas regiones en el exterior. Los dos círculos exteriores representan el agua en el medio y están etiquetados como maratum «río amargo», el mar salado. Babilonia al norte del centro del mapa; las líneas paralelas en la parte inferior parecen representar las marismas del sur, y una línea curva que viene del norte, el noreste parece representar las montañas de Zagros. Hay siete pequeños círculos interiores en las áreas perimetrales dentro del círculo, y parecen representar siete ciudades. Ocho secciones triangulares en el círculo externo (perímetro del agua) representan «regiones» denominadas (nagu). La descripción de cinco de ellas ha sobrevivido.
[Fuente: Wikipedia]
'Almagesto', el primer gran libro de astronomía (aprox. 150 d.C.)
El 'Almagesto', escrito por Claudio Ptolomeo (astrónomo, astrólogo, químico, geógrafo y matemático griego, 100 d.C - 170 d.C.), en el siglo II d.C., es el primer gran libro de astronomía y uno de los tratados más influyentes de la Antigüedad. Esta obra recopila el conocimiento astronómico de su época, como el sistema geocéntrico que situaba a la Tierra en el centro del universo. A pesar de la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, donde se cree que fue escrito, y la caída de imperios y califatos, su influencia perduró durante 1.400 años.
El título original de la obra de Ptolomeo era 'Syntaxis Mathematica', pero es más conocida por su traducción del griego al árabe con el título 'Al-Majisti' (El más grande), de donde deriva su nombre más popular: 'Almagesto'.
El tratado incluye un catálogo con la posición de 1.022 estrellas, describe el modelo geocéntrico y ofrece un método para calcular las posiciones de los planetas, el Sol y la Luna, así como para predecir eclipses, basado en conocimientos antiguos. Sin embargo, no se sabe qué contribuciones fueron originales de Ptolomeo. “Aunque el modelo partía de supuestos erróneos, sus resultados eran correctos”, señala el investigador Guillermo Sánchez León en The Conversation.
A pesar de su importancia, el libro estuvo a punto de desaparecer con la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, donde Ptolomeo trabajaba y muchos manuscritos originales estaban almacenados. La pérdida de este centro del conocimiento tras la caída del Imperio Romano significó la desaparición de innumerables obras de la antigüedad.
El contenido de este valioso libro logró sobrevivir gracias a las copias realizadas en otros centros de conocimiento y a su preservación en Bizancio.
De alguno de los ejemplares conservados en Bizancio se tradujo la obra del griego al árabe en la Casa de la Sabiduría de Bagdad durante el califato abasí, bajo el título 'Al-Majisti' (El más grande). Posteriormente, se realizaron otras traducciones árabes, aunque solo unas pocas fueron conservadas.
El texto finalmente 'Almagesto' llegó a Europa a través de al-Andalus y, en el siglo XII, Gerardo de Cremona lo tradujo del árabe al latín, facilitando su difusión por el continente. La llegada de la imprenta a finales del siglo XV amplió aún más su distribución, asegurando su impacto duradero en la ciencia. La teoría geocéntrica de Ptolomeo fue la referencia en el mundo árabe y occidental hasta que Copérnico, Kepler y Galileo la reemplazaron con sus teorías heliocéntricas.
El Almagesto consta de trece volúmenes:
1. El primer libro expone el sistema geocéntrico.
2. El segundo libro la periodicidad de los equinoccios y la longitud del año.
3. El tercer libro discute los solsticios y equinoccios.
4. En el cuarto libro se exponen estudios de la Luna y se define el mes sinódico.
5. El quinto libro trata sobre la corrección de paralaje de las posiciones del Sol y la Luna.
6. En el sexto libro se expone una medida del diámetro aparente del Sol y la Luna, mostrando un método de predicción de eclipses.
7-8. En los libros séptimo y octavo se muestran cómo las posiciones relativas entre las estrellas son fijas. El octavo libro constituye un catálogo de las estrellas australes conocidas por él.
9-13. Finalmente, en los últimos cinco libros se expone el método de Ptolomeo para calcular las posiciones y trayectorias de los planetas, explicando en detalle el sistema de epiciclos.
Imagen: Manuscrito árabe que data de 1397.
[Fuente: ngenespanol.com, Wikipedia)
El título original de la obra de Ptolomeo era 'Syntaxis Mathematica', pero es más conocida por su traducción del griego al árabe con el título 'Al-Majisti' (El más grande), de donde deriva su nombre más popular: 'Almagesto'.
El tratado incluye un catálogo con la posición de 1.022 estrellas, describe el modelo geocéntrico y ofrece un método para calcular las posiciones de los planetas, el Sol y la Luna, así como para predecir eclipses, basado en conocimientos antiguos. Sin embargo, no se sabe qué contribuciones fueron originales de Ptolomeo. “Aunque el modelo partía de supuestos erróneos, sus resultados eran correctos”, señala el investigador Guillermo Sánchez León en The Conversation.
A pesar de su importancia, el libro estuvo a punto de desaparecer con la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, donde Ptolomeo trabajaba y muchos manuscritos originales estaban almacenados. La pérdida de este centro del conocimiento tras la caída del Imperio Romano significó la desaparición de innumerables obras de la antigüedad.
El contenido de este valioso libro logró sobrevivir gracias a las copias realizadas en otros centros de conocimiento y a su preservación en Bizancio.
De alguno de los ejemplares conservados en Bizancio se tradujo la obra del griego al árabe en la Casa de la Sabiduría de Bagdad durante el califato abasí, bajo el título 'Al-Majisti' (El más grande). Posteriormente, se realizaron otras traducciones árabes, aunque solo unas pocas fueron conservadas.
El texto finalmente 'Almagesto' llegó a Europa a través de al-Andalus y, en el siglo XII, Gerardo de Cremona lo tradujo del árabe al latín, facilitando su difusión por el continente. La llegada de la imprenta a finales del siglo XV amplió aún más su distribución, asegurando su impacto duradero en la ciencia. La teoría geocéntrica de Ptolomeo fue la referencia en el mundo árabe y occidental hasta que Copérnico, Kepler y Galileo la reemplazaron con sus teorías heliocéntricas.
El Almagesto consta de trece volúmenes:
1. El primer libro expone el sistema geocéntrico.
2. El segundo libro la periodicidad de los equinoccios y la longitud del año.
3. El tercer libro discute los solsticios y equinoccios.
4. En el cuarto libro se exponen estudios de la Luna y se define el mes sinódico.
5. El quinto libro trata sobre la corrección de paralaje de las posiciones del Sol y la Luna.
6. En el sexto libro se expone una medida del diámetro aparente del Sol y la Luna, mostrando un método de predicción de eclipses.
7-8. En los libros séptimo y octavo se muestran cómo las posiciones relativas entre las estrellas son fijas. El octavo libro constituye un catálogo de las estrellas australes conocidas por él.
9-13. Finalmente, en los últimos cinco libros se expone el método de Ptolomeo para calcular las posiciones y trayectorias de los planetas, explicando en detalle el sistema de epiciclos.
Imagen: Manuscrito árabe que data de 1397.
[Fuente: ngenespanol.com, Wikipedia)
Neil Armstrong, primer hombre que pisó la Luna (1969)
Un 20 de julio de 1969 ocurrió el primer alunizaje tripulado. A bordo de la nave iba un hombre que hizo historia: Neil Armstrong.
Hace dos años, las Naciones Unidas declararon el 20 de julio como Día Internacional de la Luna. En esta fecha pero del año 1969, Neil Armstrong pisó antes que cualquier humano, la superficie lunar en la primera misión tripulada a nuestro satélite natural. Esta es su historia.
Desde el inicio de su carrera, tenía los ojos puestos en el cielo. Comenzó a navegar la bóveda celeste como aviador naval. Sirvió para el ejército de Estados Unidos durante la guerra de Korea. Cuando regresó, terminó la universidad y se unió a la institución que fue la semilla de lo que ahora conocemos como Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
Armstrong se volvió un apasionado del espacio y se enlistó en los candidatos para ir a la luna. Sin embargo mientras su carrera de astronauta despegaba, él pasaba el duelo de haber perdido a una de sus hijas a manos del cáncer. Existen incluso teorías que aseguran que llevaba con él una pulsera de la menor y que la dejó en superficie lunar.
Un 16 de julio de 1969, la misión que dejaría una huella cósmica comenzó su curso hacia nuestro satélite natural. Tan sólo cuatro días después, Neil Armstrong estaría pronunciando su icónica frase: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad.”
Una vez que regresó a la Tierra, su vida se llenó de fama. Desde anuncios televisivos hasta caminar en el Palacio de Buckingham, Armstrong y la tripulación de astronautas que fueron por primera vez a la luna, se volvieron celebridades.
A pesar de que la fama reflejaba el éxito de la misión, estar en el reflector era incómodo para Armstrong. Esto lo llevo a ser una persona reservada y aunque siempre fue amable con las personas que se acercan a él desde la admiración, procuraba no figurar en la vida pública. Aun así, continuó educando generaciones en la Universidad de Cincinnati.
Neil Armstrong falleció por compilaciones en el corazón el 25 de agosto de 2021. Cuando murió, su familia lanzó una declaración para todas aquellas personas que hallaban inspiración en su trabajo:
«Para aquellos que puedan preguntarse qué pueden hacer para honrar a Neil, tenemos una solicitud sencilla. Honren su ejemplo de servicio, logro y modestia, y la próxima vez que salgan al exterior en una noche despejada y vean la luna sonriendo hacia ustedes, piensen en Neil Armstrong y le hagan un guiño.»
[Fuente: ngenespanol.com]
Hace dos años, las Naciones Unidas declararon el 20 de julio como Día Internacional de la Luna. En esta fecha pero del año 1969, Neil Armstrong pisó antes que cualquier humano, la superficie lunar en la primera misión tripulada a nuestro satélite natural. Esta es su historia.
Desde el inicio de su carrera, tenía los ojos puestos en el cielo. Comenzó a navegar la bóveda celeste como aviador naval. Sirvió para el ejército de Estados Unidos durante la guerra de Korea. Cuando regresó, terminó la universidad y se unió a la institución que fue la semilla de lo que ahora conocemos como Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
Armstrong se volvió un apasionado del espacio y se enlistó en los candidatos para ir a la luna. Sin embargo mientras su carrera de astronauta despegaba, él pasaba el duelo de haber perdido a una de sus hijas a manos del cáncer. Existen incluso teorías que aseguran que llevaba con él una pulsera de la menor y que la dejó en superficie lunar.
Un 16 de julio de 1969, la misión que dejaría una huella cósmica comenzó su curso hacia nuestro satélite natural. Tan sólo cuatro días después, Neil Armstrong estaría pronunciando su icónica frase: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad.”
Una vez que regresó a la Tierra, su vida se llenó de fama. Desde anuncios televisivos hasta caminar en el Palacio de Buckingham, Armstrong y la tripulación de astronautas que fueron por primera vez a la luna, se volvieron celebridades.
A pesar de que la fama reflejaba el éxito de la misión, estar en el reflector era incómodo para Armstrong. Esto lo llevo a ser una persona reservada y aunque siempre fue amable con las personas que se acercan a él desde la admiración, procuraba no figurar en la vida pública. Aun así, continuó educando generaciones en la Universidad de Cincinnati.
Neil Armstrong falleció por compilaciones en el corazón el 25 de agosto de 2021. Cuando murió, su familia lanzó una declaración para todas aquellas personas que hallaban inspiración en su trabajo:
«Para aquellos que puedan preguntarse qué pueden hacer para honrar a Neil, tenemos una solicitud sencilla. Honren su ejemplo de servicio, logro y modestia, y la próxima vez que salgan al exterior en una noche despejada y vean la luna sonriendo hacia ustedes, piensen en Neil Armstrong y le hagan un guiño.»
[Fuente: ngenespanol.com]
Weihenstephan, la primera fábrica de cerveza (1040)
La Bayerische Staatsbrauerei Weihenstephan es una cervecería ubicada en un barrio de la ciudad bávara de Frisinga denominado Weihenstephan. Según las diversas fuentes, existe un consenso histórico en otorgarla como la fábrica de cerveza más antigua del mundo (Älteste Klosterbrauerei der Welt), al menos, entre aquellas que siguen actualmente en funcionamiento.
Hasta la década de 1950, la fábrica de cerveza describió su fecha de fundación oficial en el año 1146. En este momento, se encontró un documento que data del año 1040, en el cual se indica que el Obispo de Freising otorgó un derecho cervecero sobre la abadía para su autorización de fabricación y venta en la ciudad. No obstante, existen fuentes que datan de 768 como el inicio de la fabricación de esta cerveza por los indicios de la presencia de un jardín de lúpulo cerca, tras la fundación del monasterio en el año 725. La elaboración de cerveza era una práctica muy habitual de los monjes en los monasterios de la edad media.
En 1803, como parte de una ola más grande de secularización alemana, el monasterio de Weihenstephan se disolvió. El claustro pasó a ser propiedad del gobierno bávaro, donde se constituyó como Königlich Bayerische Staatsbrauerei Weihenstephan ("Real Cervecería Bávara Weihenstephan"). En 1921, la cervecería adoptó su nombre actual. Hoy, aunque es propiedad total del gobierno de Baviera, funciona como una empresa moderna en línea con las prácticas del sector privado. Los terrenos alrededor de la cervecería se desarrollaron en un campus de la Hochschule Weihenstephan-Triesdorf.
[Fuente: Wikipedia]
Hasta la década de 1950, la fábrica de cerveza describió su fecha de fundación oficial en el año 1146. En este momento, se encontró un documento que data del año 1040, en el cual se indica que el Obispo de Freising otorgó un derecho cervecero sobre la abadía para su autorización de fabricación y venta en la ciudad. No obstante, existen fuentes que datan de 768 como el inicio de la fabricación de esta cerveza por los indicios de la presencia de un jardín de lúpulo cerca, tras la fundación del monasterio en el año 725. La elaboración de cerveza era una práctica muy habitual de los monjes en los monasterios de la edad media.
En 1803, como parte de una ola más grande de secularización alemana, el monasterio de Weihenstephan se disolvió. El claustro pasó a ser propiedad del gobierno bávaro, donde se constituyó como Königlich Bayerische Staatsbrauerei Weihenstephan ("Real Cervecería Bávara Weihenstephan"). En 1921, la cervecería adoptó su nombre actual. Hoy, aunque es propiedad total del gobierno de Baviera, funciona como una empresa moderna en línea con las prácticas del sector privado. Los terrenos alrededor de la cervecería se desarrollaron en un campus de la Hochschule Weihenstephan-Triesdorf.
[Fuente: Wikipedia]
George Washington, primer presidente de Estados Unidos (1789)
En mayo de 1775 se reunieron en Filadelfia los representantes de las 13 colonias británicas de América del Norte. Su propósito era el de unificar la resistencia frente a la Corona británica, que se había propuesto acabar con el estado de rebelión que reinaba entre sus súbditos americanos. En realidad, en esos momentos, la guerra ya había empezado. Pocos días antes, el 17 de abril, una columna británica fue enviada a Concord para capturar y destruir un depósito de armamento que la milicia de la colonia de Massachusetts había escondido allí, pero los milicianos le tendieron una emboscada a su paso por Lexington. El choque, que duró pocos minutos, acabó con ocho muertos y diez heridos. A continuación, la milicia de Massachusetts puso sitio a Boston en un intento de obligar a los ingleses a abandonar la ciudad.
Aunque el Congreso reunido en Filadelfia –el Segundo Congreso Continental, continuador de otro celebrado el año anterior– no era el gobierno de las colonias unidas, actuó como tal; y una de las primeras tareas de un gobierno a punto de entrar en guerra es organizar un ejército. Esto es lo que hicieron los representantes de las colonias: asumieron el mando de la milicia que sitiaba Boston convirtiéndola en lo que pomposamente se llamó el Ejército Continental, y nombraron como comandante en jefe a George Washington.
La pregunta es inevitable: ¿Por qué, entre todos los presentes en Filadelfia, o incluso entre los muchos ciudadanos de todas las colonias, se eligió a George Washington para esta tarea? Algunos contemporáneos dijeron que la elección de Washington se debió a que era el único de los presentes que vestía uniforme, otros que fue por su altura –con casi 1,90 metros, era un palmo más alto que los demás– y por su aspecto imponente.
Pero lo cierto es que Washington era el único que contaba con una acreditada experiencia militar. Además, era virginiano y –como diría años más tarde John Adams, otro protagonista de la independencia estadounidense– para que la rebelión tuviera éxito era imprescindible que fuera apoyada por Virginia, en ese momento la colonia más rica e influyente de Norteamérica, y Washington era uno de los pocos virginianos que querían separarse de Gran Bretaña.
Más allá de esto, aunque nadie lo dice ni queda claro en los retratos que de él tenemos, debía de haber algo en Washington que lo hacía diferente y superior a los demás, un carisma propio. Fue así como, desde el momento en que asumió el mando, se convirtió en "Su excelencia", el único de los revolucionarios que recibió ese tratamiento.
George Washington nació el 22 de febrero de 1732. Era un virginiano de cuarta generación, y aunque su familia era acomodada no pertenecía a la clase dominante en la colonia. Cuando murió su padre, George quedó a cargo de su hermanastro Lawrence, casado con una mujer perteneciente a uno de los linajes más importantes de Virginia. En 1748 Washington consiguió su primer trabajo como ayudante de agrimensor en una expedición al interior de Virginia.
Cuatro años después moría Lawrence, dejándole como único heredero; entre las propiedades que recibió se encontraba Mount Vernon, que se convertiría en su residencia habitual. La muerte de su hermanastro también dejó vacante un puesto de oficial de la milicia de Virginia, que George Washington pidió y que le concedieron.
Un año después, en 1753, empezaba su vida militar activa, precisamente en el valle del Ohio. La carta fundacional de Virginia concedía a la colonia todas las tierras del interior hasta el Mississippi, incluyendo el valle del río Ohio, situado detrás de los montes Apalaches; para explotar las fértiles tierras de este valle, un grupo de prominentes ciudadanos de la colonia de Virginia fundaron la Ohio Company.
Sin embargo, los franceses consideraban el Ohio como territorio propio porque lo habían descubierto y, sobre todo, por que era la vía natural de comunicación entre las dos colonias francesas de Norteamérica: el Canadá y la Luisiana.
Para proteger esta línea decidieron levantar una serie de fuertes a lo largo del río Ohio. La reacción de los virginianos no se hizo esperar: enviaron una expedición para notificar a los ocupantes franceses que estaban en territorio de la Corona británica y conminarles a que lo abandonaran. Al mando de esta expedición iba el teniente coronel George Washington, de la milicia de la colonia de Virginia.
Los franceses no aceptaron la advertencia de Washington y ello representó el inicio de la guerra Franco-India, o, como se la conoce en Europa, la guerra de los Siete Años (1756-1763). En ella los franceses lucharon contra los ingleses cada uno con sus aliados indios respectivos, en lo que fue la única guerra europea comenzada por las colonias –y que constituye el trasfondo de la novela El último mohicano, de Fenimore Cooper–.
El primer paso en el conflicto lo dio el gobierno inglés al enviar a Virginia una expedición al mando del general Braddock, un militar con 35 años de experiencia bélica en Europa, pero ninguna en el continente americano. Braddock fue lo bastante sensato para aceptar al joven Washington como ayudante. Siguió la misma ruta que éste había utilizado, pero el paso de las montañas, con la pesada artillería y demás equipo de un destacamento de este tipo, resultó muy difícil y lento, por lo que Braddock y Washington se adelantaron con parte de las tropas.
Los ingleses estaban acostumbrados a la guerra convencional europea, en campo abierto, pero en su avance fueron sorprendidos por un destacamento francés y sus aliados indios, que los atacaron desde el bosque, sin dejarse ver. Braddock fue herido, lo que hizo cundir el pánico entre los ingleses, que iniciaron una retirada desordenada. El choque es conocido como "masacre de Monongahela", por el nombre del río junto al que tuvo lugar; los ingleses perdieron mas de 900 hombres –de un total de 1.300–, mientras que los franceses sólo contabilizaron 23 muertos y 16 heridos.
La muerte de Braddock, tres días después, y de la mayoría de oficiales ingleses hizo que el mando de la expedición recayera en Washington, quien organizó la retirada con gran habilidad y valor: dos veces mataron el caballo que montaba y cuatro veces las balas rasgaron su uniforme sin causarle ni un arañazo. La expedición de Braddock fue un fracaso, pero Washington salió de ella con una gran reputación y con la convicción de ser poco menos que inmortal que mantendría a lo largo de toda la guerra de Independencia.
Cuando en 1755 Virginia reorganizó su milicia y creó lo que se llamaría el Regimiento de Virginia, Washington, con sólo 23 años, fue nombrado su comandante. Se dedicó en cuerpo y alma a convertir aquella milicia de voluntarios en una fuerza militar efectiva, al mismo nivel que el ejército profesional. Logró progresos notables, pero nunca pudo comprobar la eficacia de su trabajo porque el resto de la guerra Franco-India se desarrolló lejos de Virginia, en el norte y Canadá.
En 1758 Washington abandonó la milicia, en parte por razones personales y también porque llegó a la conclusión de que su deseo de convertirse en un oficial del ejército regular británico era imposible, pues en él no había lugar para coloniales provincianos. Un año después se casaba con Martha Dandridge Curtis, una viuda con dos hijos, probablemente la mujer más rica de la colonia. El matrimonio fue aceptablemente feliz, aunque hay datos para creer que Washington estaba enamorado de otra mujer, esposa de un amigo. Washington no tuvo hijos propios, pero trató a los hijos de Martha y a sus nietos como si fueran suyos.
Durante los siguientes años Washington vivió como un acomodado terrateniente, dedicado a la política colonial y al incremento de su propia fortuna, lo que en Virginia equivalía a adquirir más tierras. La economía de la colonia era casi exclusivamente agrícola, pero la producción tenía que venderse en Londres, por mediación de agentes comerciales londinenses, porque las leyes inglesas obligaban a los colonos a hacer todas sus transacciones comerciales a través de esa ciudad.
La mayoría de los hacendados virginianos sentía que estos agentes se enriquecían a costa de ellos, por lo que, inevitablemente, se desarrolló un gran resentimiento contra este sistema de explotación y contra Inglaterra en general. De este tema se hablaba con frecuencia en la House of Burgesses, o parlamento colonial de Virginia, del que Washington fue miembro durante quince años. Sus intervenciones en la cámara cimentaron su fama como político cuando ya era bien conocido como militar.
La guerra de los Siete Años, iniciada a causa de la misión de Washington en el valle del Ohio, abonó el terreno para la crisis entre la Corona británica y sus colonias americanas. En efecto, aunque Inglaterra ganó el conflicto, la victoria había resultado tan costosa que las arcas imperiales quedaron vacías. El gobierno británico hubo de crear nuevos impuestos para resolver la situación, y decidió hacer contribuir a las colonias americanas, que apenas pagaban impuesto alguno.
A partir de 1765, Londres promulgó una serie de leyes impositivas que los americanos consideraron abusivas y contra las que protestaron de forma cada vez más enérgica.A principios de la década de 1770 la tensión se hizo cada vez mayor, sobre todo en Massachusetts donde se produjeron la "matanza de Boston" (1770) y el "motín del Té" (1773).
Para aunar las protestas de todas las colonias se organizó en septiembre de 1774 el Primer Congreso Continental, que, sin ser un éxito, tomó decisiones importantes. Creó la Asociación Continental, un acuerdo de no importar, exportar o consumir productos ingleses, para presionar a las firmas comerciales inglesas a fin de que éstas, a su vez, presionaran al Parlamento de Londres.
También elaboró un memorial de agravios dirigido al rey de Gran Bretaña –creían que el culpable era el Parlamento británico, no el rey–, en el que se exponían las quejas de los colonos. Los representantes de las colonias decidieron que se volverían a reunir en la primavera siguiente si el rey no respondía a sus peticiones. Éste no contestó y, así, en 1775 se reunió el Segundo Congreso Continental, que organizó un ejército, y el 4 de julio de 1776 se firmó la declaración de Independencia.
Washington fue uno de los representantes de Virginia en los dos Congresos. Cuando se le ofreció el cargo de comandante en jefe del Ejército Continental afirmó que no creía estar preparado para desempeñarlo.
Finalmente aceptó la designación, pero con una condición sorprendente que serviría para aumentar aún más su fama: no quería recibir compensación económica alguna. Washington, por otra parte, ignoraba que el Ejercito Continental, del que acababa de ser nombrado jefe, no existía: de momento era la milicia de Massachusetts convertida en un imaginario ejército. Su estrategia en lo sucesivo consistirá en desgastar al enemigo, superior en número y armamento, sin presentar batalla a menos de estar seguro de ganarla.
El nuevo comandante se dirigió a Massachusetts y por el camino se enteró de que el ejército cuyo mando iba a tomar acababa de librar su primera batalla contra los ingleses, en Bunker Hill. El choque fue la consecuencia lógica del encuentro de Lexington: envalentonados por su éxito, los americanos decidieron expulsar a los británicos de Boston y sitiaron la ciudad intentando fortificar las colinas que la rodeaban.
Los británicos decidieron desalojarlos y lanzaron una ofensiva, consiguiendo su objetivo pero a un coste inaceptable: de una fuerza de 2.600 hombres perdieron casi la mitad contra unas pocas bajas por parte de los colonos. No es extraño que uno de los generales británicos escribiera en su diario que algunas "victorias" más como ésta acabarían con el dominio inglés en América. Los colonos, aunque expulsados de las colinas, no abandonaron el sitio de la ciudad, dejando claro que no iban a cejar en la lucha.
La llegada de Washington a Boston no mejoró la situación. Aunque dispuestos a luchar, aquellos voluntarios formaban un grupo heterogéneo de hombres de diferentes procedencias e intereses, sin disciplina, sin suficiente armamento y sin víveres. La primera tarea del nuevo comandante en jefe fue convertir a todos estos hombres en un ejército disciplinado, bien armado y bien aprovisionado. Para ello necesitaba echar mano no sólo de sus conocimientos militares, sino sobre todo de sus habilidades diplomáticas. El gobierno de Massachusetts seguía dando órdenes como si las fuerzas que asediaban Boston fueran su propia milicia colonial, mientras que el Congreso se olvidaba de que un ejército necesita armamento y vituallas. Washington tuvo que atender a todo. También eligió a sus colaboradores, hombres sin experiencia militar que debían actuar como generales de artillería o dirigir un batallón de ingenieros.
No fue tarea fácil, pero poco a poco fue consiguiéndolo. Washington reunía las condiciones personales para la tarea: un carácter reservado y prudente, seriedad, constancia e integridad a prueba de las críticas más adversas. Poseía también una clara conciencia de sus limitaciones y una voluntad enorme de aprender de sus propios errores. Pero sobre todo Washington tenía una confianza ciega en su misión; creía en la independencia de las colonias y en que el destino estaba de su parte.
Creía también firmemente en lo que entonces era una novedad y que sería uno de sus más importantes legados: que el ejército debía estar subordinado a la autoridad civil. Además de todo ello, era un hombre con suerte, con mucha suerte. Si no puede decirse de él que fuera un militar brillante, los generales británicos con quienes se enfrentó no dieron la talla y fueron sustituidos a medida que fracasaban, mientras que él se mantuvo en su puesto hasta el final.
El sitio de Boston duró nueve meses. En este tiempo, la milicia de Massachusetts prácticamente se convirtió en un ejército. Henry Knox, un modesto librero aficionado a leer libros de artillería, tuvo la idea de traer a Boston los cañones del fuerte Ticonderoga, que los americanos acababan de conquistar. La tarea parecía imposible, pero Knox y sus ayudantes consiguieron arrastrar a través de las montañas aquellos cañones, que pesaban 60 toneladas, en lo más crudo del invierno.Llegados a Boston, los cañones resultarían decisivos. Fueron emplazados en una sola noche sobre los Dorchester Heights, desde donde dominaban la ciudad haciéndola indefendible. El general Howe, comandante en jefe del ejército británico, se dio cuenta de su situación y envió un mensaje a Washington: si dejaba salir a sus tropas prometía no destruir la ciudad. El 17 de marzo de 1776 los ingleses abandonaban Boston, dando así a Washington y a los patriotas americanos su primera victoria.
Cuando los ingleses dejaron Massachusetts, Washington supuso que intentarían ocupar Nueva York, por lo que se trasladó con su ejército a esta ciudad. Sin embargo, los británicos se presentaron ante Nueva York con fuerzas tan superiores que Washington creyó más prudente no presentar batalla y abandonar la plaza. En los meses siguientes se alternaron las victorias americanas –como en Trenton y Princeton– y las derrotas, como en Brandwine y Germantown.
La batalla de Saratoga, en octubre de 1777 –en la que no participó Washington–, resultaría definitiva, tanto por la victoria americana como por una trascendental consecuencia diplomática, pues tras ella Francia firmó un tratado de alianza con los rebeldes, con lo que, de hecho, reconocía su independencia. Poco después también España, aliada de Francia, se uniría a la lucha al lado de las colonias. Los americanos ya no estaban solos y además contaban con lo que hasta ahora no habían tenido: una marina, la francesa, que oponer a la poderosa flota británica.
A partir de este momento, las fuerzas quedaron equilibradas y los americanos pudieron aprovechar su mayor ventaja: la de conocer el terreno. En 1781, el grueso del ejército británico, movilizado por Cornwallis para someter a los estados del sur, se concentró en Yorktown. Una flota francesa lo bloqueó por mar, mientras Washington avanzaba para completar el cerco. Tras un mes de asedio, el 19 de octubre de 1781 Cornwallis se veía obligado a capitular. Pocos meses después, el gobierno británico reconocía que había perdido la partida. La guerra había terminado y en enero de 1783 se firmaba el tratado de Versalles, por el que Inglaterra reconocía la independencia de las colonias.
La guerra de Independencia convirtió a Washington en el hombre más popular en las antiguas colonias. Un poeta americano lo presentaba como "el mejor y mayor hombre que el mundo ha conocido nunca" y añadía que, "si el mundo viviera en una era de idolatría, sería adorado como un dios". En el resto del mundo su fama no era menor. Thomas Jefferson, el autor de la Declaración de Independencia, contaba que durante su estancia en Europa en todas partes le preguntaban por él. El rey de España, Carlos III, se apresuró a enviarle dos asnos españoles de la mejor raza en cuanto se enteró de que estaba interesado en adquirir uno.
La fama de Washington se explica también por su actitud al término de la guerra. En vez de perpetuarse en el poder, entregó su bastón de mando y se retiró a su hacienda de Mount Vernon, convencido de que pasaría allí el resto de su vida gozando de su bien merecida celebridad. Sin embargo, su misión no había terminado. Unos años después sus compatriotas volvieron a recurrir a él, esta vez para salvar al país de la inestabilidad política.
Durante la guerra, los representantes de las colonias en el Segundo Congreso Continental aprobaron los Artículos de Confederación, por los que el Congreso se convertía en el gobierno del nuevo país independiente. Sin embargo, este gobierno demostró ser insuficiente para asegurar la estabilidad política de la nueva nación. Como los americanos habían luchado por su independencia frente a un gobierno superior lejano que consideraban tiránico, no estaban dispuestos a aceptar otro gobierno superior que también podría oprimirles y que, además, estaba cerca. Frente a esta actitud, algunos visionarios –Washington entre ellos– comprendieron que sin un gobierno central fuerte, las trece colonias irían cada una por su lado y nunca llegarían a constituir un Estado fuerte. Que este temor estaba justificado lo demuestra lo que ocurrió en América Latina pocos años después, cuando las antiguas colonias españolas, al declarar su independencia, no lograron unirse entre sí.
En 1787 se convocó una convención en Filadelfia para reformar los Artículos de Confederación. Washington asistió a ella y fue nombrado presidente. La convención, por influencia de Washington y de los federalistas –partidarios de sustituir la confederación por una federación de estados–, no se limitó a reformar los Artículos de Confederación, sino que elaboró un documento revolucionario: la primera Constitución de los tiempos modernos, republicana, federal, con separación de poderes, y que basaba su autoridad en el consentimiento de los ciudadanos. Son principios que en la actualidad parecen normales, pero para un mundo dominado por monarcas absolutos que ocupaban el poder por mandato divino, el experimento de los americanos parecía inaudito y muchos creían que no podría funcionar.
La Constitución ponía el poder ejecutivo en manos de un presidente, elegido indirectamente por los ciudadanos de los diferentes estados. Todos sabían quién sería el primero en ocupar el puesto. En efecto, Washington fue elegido por unanimidad por los 69 electores de los estados y el 30 de abril de 1789 tomaba posesión de su cargo en Nueva York, designada como capital provisional de la nación. En cambio era una incógnita cómo actuaría este primer presidente, porque no existía ningún modelo a seguir. Era el propio Washington el que debería establecer los precedentes que seguirían desde entonces todos sus sucesores.
El fracaso más rotundo de Washington como presidente fue su intento de resolver uno de los dos grandes problemas –junto a la esclavitud– que la revolución americana había dejado pendientes: la política hacia las tribus indias. Washington había tratado con ellas desde la guerra Franco-India, y las consideraba como naciones independientes y soberanas con las que el gobierno de los Estados Unidos podía firmar tratados de igual a igual. Aunque esta política de conciliación fue mantenida por sus inmediatos sucesores, a la larga la presión demográfica de los colonos europeos la hizo imposible.
En cambio, su visión de las relaciones de los Estados Unidos con Europa perduró en la cultura política norteamericana hasta mediados del siglo XX. Su planteamiento quedó recogido claramente en su "mensaje de despedida", publicado en la prensa americana justo antes de abandonar al cargo presidencial. Para Washington, Europa se enzarzaba en guerras que no interesaban a los americanos y lo mejor que éstos podían hacer era mantenerse al margen. El aislacionismo americano empezó con Washington y no acabó hasta la segunda guerra mundial, bajo la presidencia de Franklin D. Roosevelt. o el nombre tenía una connotación negativa prefirieron llamarse "republicanos" y más tarde, "demócratas": son el Partido Demócrata de nuestros días.
Como todos los revolucionarios, Washington odiaba las divisiones políticas y era enemigo de lo que hoy llamamos partidos políticos. Los principios revolucionarios, el "espíritu del 76", deberían ser únicos y aceptados por todos. Pero, al inclinarse claramente por un poder federal fuerte, se enfrentó a los partidarios de la primacía de los estados. Éstos, dirigidos por Thomas Jefferson, empezaron a organizarse dando origen a una facción política que pronto fue conocida como antifederalista, por oposición a los otros, que eran federalistas. Como el nombre tenía una connotación negativa prefirieron llamarse "republicanos" y más tarde, "demócratas": son el Partido Demócrata de nuestros días, el partido político más antiguo de los que hoy existen. No puede decirse que Washington fuera el fundador de los partidos políticos –el mérito, si lo hay, es de Jefferson– pero fue el causante de que se crearan.
La herencia washingtoniana en el actual sistema de gobierno americano es enorme. Todo lo que hizo sentó precedente: la misma elección de la sede del gobierno federal de los Estados Unidos, la ciudad que lleva su nombre, fue decisión suya, aunque no llegó a verla acabada. Malas lenguas dicen que eligió aquel emplazamiento porque estaba cerca de su amado Mount Vernon.
Tras ser reelegido en 1793, de nuevo por unanimidad, Washington dejó la presidencia en 1797 para retirarse definitivamente a Mount Vernon. Esperaba encontrar allí la paz y la tranquilidad que la presidencia, especialmente en su segundo mandato, le había negado.
Pero su retiro duró poco tiempo: en diciembre de 1797, tras hacer una ronda a caballo por su hacienda en un frío día invernal, cogió un resfriado que enseguida se complicó con una infección en la laringe. Murió dos días después, a la edad de 67 años. Un contemporáneo hizo entonces de él un elogio fúnebre que ha pasado a la historia, al calificar a Washington como "el primero en la guerra, el primero en la paz, el primero en el corazón de sus conciudadanos".
[Fuente: historia.nationageographic.com.es]
Aunque el Congreso reunido en Filadelfia –el Segundo Congreso Continental, continuador de otro celebrado el año anterior– no era el gobierno de las colonias unidas, actuó como tal; y una de las primeras tareas de un gobierno a punto de entrar en guerra es organizar un ejército. Esto es lo que hicieron los representantes de las colonias: asumieron el mando de la milicia que sitiaba Boston convirtiéndola en lo que pomposamente se llamó el Ejército Continental, y nombraron como comandante en jefe a George Washington.
La pregunta es inevitable: ¿Por qué, entre todos los presentes en Filadelfia, o incluso entre los muchos ciudadanos de todas las colonias, se eligió a George Washington para esta tarea? Algunos contemporáneos dijeron que la elección de Washington se debió a que era el único de los presentes que vestía uniforme, otros que fue por su altura –con casi 1,90 metros, era un palmo más alto que los demás– y por su aspecto imponente.
Pero lo cierto es que Washington era el único que contaba con una acreditada experiencia militar. Además, era virginiano y –como diría años más tarde John Adams, otro protagonista de la independencia estadounidense– para que la rebelión tuviera éxito era imprescindible que fuera apoyada por Virginia, en ese momento la colonia más rica e influyente de Norteamérica, y Washington era uno de los pocos virginianos que querían separarse de Gran Bretaña.
Más allá de esto, aunque nadie lo dice ni queda claro en los retratos que de él tenemos, debía de haber algo en Washington que lo hacía diferente y superior a los demás, un carisma propio. Fue así como, desde el momento en que asumió el mando, se convirtió en "Su excelencia", el único de los revolucionarios que recibió ese tratamiento.
George Washington nació el 22 de febrero de 1732. Era un virginiano de cuarta generación, y aunque su familia era acomodada no pertenecía a la clase dominante en la colonia. Cuando murió su padre, George quedó a cargo de su hermanastro Lawrence, casado con una mujer perteneciente a uno de los linajes más importantes de Virginia. En 1748 Washington consiguió su primer trabajo como ayudante de agrimensor en una expedición al interior de Virginia.
Cuatro años después moría Lawrence, dejándole como único heredero; entre las propiedades que recibió se encontraba Mount Vernon, que se convertiría en su residencia habitual. La muerte de su hermanastro también dejó vacante un puesto de oficial de la milicia de Virginia, que George Washington pidió y que le concedieron.
Un año después, en 1753, empezaba su vida militar activa, precisamente en el valle del Ohio. La carta fundacional de Virginia concedía a la colonia todas las tierras del interior hasta el Mississippi, incluyendo el valle del río Ohio, situado detrás de los montes Apalaches; para explotar las fértiles tierras de este valle, un grupo de prominentes ciudadanos de la colonia de Virginia fundaron la Ohio Company.
Sin embargo, los franceses consideraban el Ohio como territorio propio porque lo habían descubierto y, sobre todo, por que era la vía natural de comunicación entre las dos colonias francesas de Norteamérica: el Canadá y la Luisiana.
Para proteger esta línea decidieron levantar una serie de fuertes a lo largo del río Ohio. La reacción de los virginianos no se hizo esperar: enviaron una expedición para notificar a los ocupantes franceses que estaban en territorio de la Corona británica y conminarles a que lo abandonaran. Al mando de esta expedición iba el teniente coronel George Washington, de la milicia de la colonia de Virginia.
Los franceses no aceptaron la advertencia de Washington y ello representó el inicio de la guerra Franco-India, o, como se la conoce en Europa, la guerra de los Siete Años (1756-1763). En ella los franceses lucharon contra los ingleses cada uno con sus aliados indios respectivos, en lo que fue la única guerra europea comenzada por las colonias –y que constituye el trasfondo de la novela El último mohicano, de Fenimore Cooper–.
El primer paso en el conflicto lo dio el gobierno inglés al enviar a Virginia una expedición al mando del general Braddock, un militar con 35 años de experiencia bélica en Europa, pero ninguna en el continente americano. Braddock fue lo bastante sensato para aceptar al joven Washington como ayudante. Siguió la misma ruta que éste había utilizado, pero el paso de las montañas, con la pesada artillería y demás equipo de un destacamento de este tipo, resultó muy difícil y lento, por lo que Braddock y Washington se adelantaron con parte de las tropas.
Los ingleses estaban acostumbrados a la guerra convencional europea, en campo abierto, pero en su avance fueron sorprendidos por un destacamento francés y sus aliados indios, que los atacaron desde el bosque, sin dejarse ver. Braddock fue herido, lo que hizo cundir el pánico entre los ingleses, que iniciaron una retirada desordenada. El choque es conocido como "masacre de Monongahela", por el nombre del río junto al que tuvo lugar; los ingleses perdieron mas de 900 hombres –de un total de 1.300–, mientras que los franceses sólo contabilizaron 23 muertos y 16 heridos.
La muerte de Braddock, tres días después, y de la mayoría de oficiales ingleses hizo que el mando de la expedición recayera en Washington, quien organizó la retirada con gran habilidad y valor: dos veces mataron el caballo que montaba y cuatro veces las balas rasgaron su uniforme sin causarle ni un arañazo. La expedición de Braddock fue un fracaso, pero Washington salió de ella con una gran reputación y con la convicción de ser poco menos que inmortal que mantendría a lo largo de toda la guerra de Independencia.
Cuando en 1755 Virginia reorganizó su milicia y creó lo que se llamaría el Regimiento de Virginia, Washington, con sólo 23 años, fue nombrado su comandante. Se dedicó en cuerpo y alma a convertir aquella milicia de voluntarios en una fuerza militar efectiva, al mismo nivel que el ejército profesional. Logró progresos notables, pero nunca pudo comprobar la eficacia de su trabajo porque el resto de la guerra Franco-India se desarrolló lejos de Virginia, en el norte y Canadá.
En 1758 Washington abandonó la milicia, en parte por razones personales y también porque llegó a la conclusión de que su deseo de convertirse en un oficial del ejército regular británico era imposible, pues en él no había lugar para coloniales provincianos. Un año después se casaba con Martha Dandridge Curtis, una viuda con dos hijos, probablemente la mujer más rica de la colonia. El matrimonio fue aceptablemente feliz, aunque hay datos para creer que Washington estaba enamorado de otra mujer, esposa de un amigo. Washington no tuvo hijos propios, pero trató a los hijos de Martha y a sus nietos como si fueran suyos.
Durante los siguientes años Washington vivió como un acomodado terrateniente, dedicado a la política colonial y al incremento de su propia fortuna, lo que en Virginia equivalía a adquirir más tierras. La economía de la colonia era casi exclusivamente agrícola, pero la producción tenía que venderse en Londres, por mediación de agentes comerciales londinenses, porque las leyes inglesas obligaban a los colonos a hacer todas sus transacciones comerciales a través de esa ciudad.
La mayoría de los hacendados virginianos sentía que estos agentes se enriquecían a costa de ellos, por lo que, inevitablemente, se desarrolló un gran resentimiento contra este sistema de explotación y contra Inglaterra en general. De este tema se hablaba con frecuencia en la House of Burgesses, o parlamento colonial de Virginia, del que Washington fue miembro durante quince años. Sus intervenciones en la cámara cimentaron su fama como político cuando ya era bien conocido como militar.
La guerra de los Siete Años, iniciada a causa de la misión de Washington en el valle del Ohio, abonó el terreno para la crisis entre la Corona británica y sus colonias americanas. En efecto, aunque Inglaterra ganó el conflicto, la victoria había resultado tan costosa que las arcas imperiales quedaron vacías. El gobierno británico hubo de crear nuevos impuestos para resolver la situación, y decidió hacer contribuir a las colonias americanas, que apenas pagaban impuesto alguno.
A partir de 1765, Londres promulgó una serie de leyes impositivas que los americanos consideraron abusivas y contra las que protestaron de forma cada vez más enérgica.A principios de la década de 1770 la tensión se hizo cada vez mayor, sobre todo en Massachusetts donde se produjeron la "matanza de Boston" (1770) y el "motín del Té" (1773).
Para aunar las protestas de todas las colonias se organizó en septiembre de 1774 el Primer Congreso Continental, que, sin ser un éxito, tomó decisiones importantes. Creó la Asociación Continental, un acuerdo de no importar, exportar o consumir productos ingleses, para presionar a las firmas comerciales inglesas a fin de que éstas, a su vez, presionaran al Parlamento de Londres.
También elaboró un memorial de agravios dirigido al rey de Gran Bretaña –creían que el culpable era el Parlamento británico, no el rey–, en el que se exponían las quejas de los colonos. Los representantes de las colonias decidieron que se volverían a reunir en la primavera siguiente si el rey no respondía a sus peticiones. Éste no contestó y, así, en 1775 se reunió el Segundo Congreso Continental, que organizó un ejército, y el 4 de julio de 1776 se firmó la declaración de Independencia.
Washington fue uno de los representantes de Virginia en los dos Congresos. Cuando se le ofreció el cargo de comandante en jefe del Ejército Continental afirmó que no creía estar preparado para desempeñarlo.
Finalmente aceptó la designación, pero con una condición sorprendente que serviría para aumentar aún más su fama: no quería recibir compensación económica alguna. Washington, por otra parte, ignoraba que el Ejercito Continental, del que acababa de ser nombrado jefe, no existía: de momento era la milicia de Massachusetts convertida en un imaginario ejército. Su estrategia en lo sucesivo consistirá en desgastar al enemigo, superior en número y armamento, sin presentar batalla a menos de estar seguro de ganarla.
El nuevo comandante se dirigió a Massachusetts y por el camino se enteró de que el ejército cuyo mando iba a tomar acababa de librar su primera batalla contra los ingleses, en Bunker Hill. El choque fue la consecuencia lógica del encuentro de Lexington: envalentonados por su éxito, los americanos decidieron expulsar a los británicos de Boston y sitiaron la ciudad intentando fortificar las colinas que la rodeaban.
Los británicos decidieron desalojarlos y lanzaron una ofensiva, consiguiendo su objetivo pero a un coste inaceptable: de una fuerza de 2.600 hombres perdieron casi la mitad contra unas pocas bajas por parte de los colonos. No es extraño que uno de los generales británicos escribiera en su diario que algunas "victorias" más como ésta acabarían con el dominio inglés en América. Los colonos, aunque expulsados de las colinas, no abandonaron el sitio de la ciudad, dejando claro que no iban a cejar en la lucha.
La llegada de Washington a Boston no mejoró la situación. Aunque dispuestos a luchar, aquellos voluntarios formaban un grupo heterogéneo de hombres de diferentes procedencias e intereses, sin disciplina, sin suficiente armamento y sin víveres. La primera tarea del nuevo comandante en jefe fue convertir a todos estos hombres en un ejército disciplinado, bien armado y bien aprovisionado. Para ello necesitaba echar mano no sólo de sus conocimientos militares, sino sobre todo de sus habilidades diplomáticas. El gobierno de Massachusetts seguía dando órdenes como si las fuerzas que asediaban Boston fueran su propia milicia colonial, mientras que el Congreso se olvidaba de que un ejército necesita armamento y vituallas. Washington tuvo que atender a todo. También eligió a sus colaboradores, hombres sin experiencia militar que debían actuar como generales de artillería o dirigir un batallón de ingenieros.
No fue tarea fácil, pero poco a poco fue consiguiéndolo. Washington reunía las condiciones personales para la tarea: un carácter reservado y prudente, seriedad, constancia e integridad a prueba de las críticas más adversas. Poseía también una clara conciencia de sus limitaciones y una voluntad enorme de aprender de sus propios errores. Pero sobre todo Washington tenía una confianza ciega en su misión; creía en la independencia de las colonias y en que el destino estaba de su parte.
Creía también firmemente en lo que entonces era una novedad y que sería uno de sus más importantes legados: que el ejército debía estar subordinado a la autoridad civil. Además de todo ello, era un hombre con suerte, con mucha suerte. Si no puede decirse de él que fuera un militar brillante, los generales británicos con quienes se enfrentó no dieron la talla y fueron sustituidos a medida que fracasaban, mientras que él se mantuvo en su puesto hasta el final.
El sitio de Boston duró nueve meses. En este tiempo, la milicia de Massachusetts prácticamente se convirtió en un ejército. Henry Knox, un modesto librero aficionado a leer libros de artillería, tuvo la idea de traer a Boston los cañones del fuerte Ticonderoga, que los americanos acababan de conquistar. La tarea parecía imposible, pero Knox y sus ayudantes consiguieron arrastrar a través de las montañas aquellos cañones, que pesaban 60 toneladas, en lo más crudo del invierno.Llegados a Boston, los cañones resultarían decisivos. Fueron emplazados en una sola noche sobre los Dorchester Heights, desde donde dominaban la ciudad haciéndola indefendible. El general Howe, comandante en jefe del ejército británico, se dio cuenta de su situación y envió un mensaje a Washington: si dejaba salir a sus tropas prometía no destruir la ciudad. El 17 de marzo de 1776 los ingleses abandonaban Boston, dando así a Washington y a los patriotas americanos su primera victoria.
Cuando los ingleses dejaron Massachusetts, Washington supuso que intentarían ocupar Nueva York, por lo que se trasladó con su ejército a esta ciudad. Sin embargo, los británicos se presentaron ante Nueva York con fuerzas tan superiores que Washington creyó más prudente no presentar batalla y abandonar la plaza. En los meses siguientes se alternaron las victorias americanas –como en Trenton y Princeton– y las derrotas, como en Brandwine y Germantown.
La batalla de Saratoga, en octubre de 1777 –en la que no participó Washington–, resultaría definitiva, tanto por la victoria americana como por una trascendental consecuencia diplomática, pues tras ella Francia firmó un tratado de alianza con los rebeldes, con lo que, de hecho, reconocía su independencia. Poco después también España, aliada de Francia, se uniría a la lucha al lado de las colonias. Los americanos ya no estaban solos y además contaban con lo que hasta ahora no habían tenido: una marina, la francesa, que oponer a la poderosa flota británica.
A partir de este momento, las fuerzas quedaron equilibradas y los americanos pudieron aprovechar su mayor ventaja: la de conocer el terreno. En 1781, el grueso del ejército británico, movilizado por Cornwallis para someter a los estados del sur, se concentró en Yorktown. Una flota francesa lo bloqueó por mar, mientras Washington avanzaba para completar el cerco. Tras un mes de asedio, el 19 de octubre de 1781 Cornwallis se veía obligado a capitular. Pocos meses después, el gobierno británico reconocía que había perdido la partida. La guerra había terminado y en enero de 1783 se firmaba el tratado de Versalles, por el que Inglaterra reconocía la independencia de las colonias.
La guerra de Independencia convirtió a Washington en el hombre más popular en las antiguas colonias. Un poeta americano lo presentaba como "el mejor y mayor hombre que el mundo ha conocido nunca" y añadía que, "si el mundo viviera en una era de idolatría, sería adorado como un dios". En el resto del mundo su fama no era menor. Thomas Jefferson, el autor de la Declaración de Independencia, contaba que durante su estancia en Europa en todas partes le preguntaban por él. El rey de España, Carlos III, se apresuró a enviarle dos asnos españoles de la mejor raza en cuanto se enteró de que estaba interesado en adquirir uno.
La fama de Washington se explica también por su actitud al término de la guerra. En vez de perpetuarse en el poder, entregó su bastón de mando y se retiró a su hacienda de Mount Vernon, convencido de que pasaría allí el resto de su vida gozando de su bien merecida celebridad. Sin embargo, su misión no había terminado. Unos años después sus compatriotas volvieron a recurrir a él, esta vez para salvar al país de la inestabilidad política.
Durante la guerra, los representantes de las colonias en el Segundo Congreso Continental aprobaron los Artículos de Confederación, por los que el Congreso se convertía en el gobierno del nuevo país independiente. Sin embargo, este gobierno demostró ser insuficiente para asegurar la estabilidad política de la nueva nación. Como los americanos habían luchado por su independencia frente a un gobierno superior lejano que consideraban tiránico, no estaban dispuestos a aceptar otro gobierno superior que también podría oprimirles y que, además, estaba cerca. Frente a esta actitud, algunos visionarios –Washington entre ellos– comprendieron que sin un gobierno central fuerte, las trece colonias irían cada una por su lado y nunca llegarían a constituir un Estado fuerte. Que este temor estaba justificado lo demuestra lo que ocurrió en América Latina pocos años después, cuando las antiguas colonias españolas, al declarar su independencia, no lograron unirse entre sí.
En 1787 se convocó una convención en Filadelfia para reformar los Artículos de Confederación. Washington asistió a ella y fue nombrado presidente. La convención, por influencia de Washington y de los federalistas –partidarios de sustituir la confederación por una federación de estados–, no se limitó a reformar los Artículos de Confederación, sino que elaboró un documento revolucionario: la primera Constitución de los tiempos modernos, republicana, federal, con separación de poderes, y que basaba su autoridad en el consentimiento de los ciudadanos. Son principios que en la actualidad parecen normales, pero para un mundo dominado por monarcas absolutos que ocupaban el poder por mandato divino, el experimento de los americanos parecía inaudito y muchos creían que no podría funcionar.
La Constitución ponía el poder ejecutivo en manos de un presidente, elegido indirectamente por los ciudadanos de los diferentes estados. Todos sabían quién sería el primero en ocupar el puesto. En efecto, Washington fue elegido por unanimidad por los 69 electores de los estados y el 30 de abril de 1789 tomaba posesión de su cargo en Nueva York, designada como capital provisional de la nación. En cambio era una incógnita cómo actuaría este primer presidente, porque no existía ningún modelo a seguir. Era el propio Washington el que debería establecer los precedentes que seguirían desde entonces todos sus sucesores.
El fracaso más rotundo de Washington como presidente fue su intento de resolver uno de los dos grandes problemas –junto a la esclavitud– que la revolución americana había dejado pendientes: la política hacia las tribus indias. Washington había tratado con ellas desde la guerra Franco-India, y las consideraba como naciones independientes y soberanas con las que el gobierno de los Estados Unidos podía firmar tratados de igual a igual. Aunque esta política de conciliación fue mantenida por sus inmediatos sucesores, a la larga la presión demográfica de los colonos europeos la hizo imposible.
En cambio, su visión de las relaciones de los Estados Unidos con Europa perduró en la cultura política norteamericana hasta mediados del siglo XX. Su planteamiento quedó recogido claramente en su "mensaje de despedida", publicado en la prensa americana justo antes de abandonar al cargo presidencial. Para Washington, Europa se enzarzaba en guerras que no interesaban a los americanos y lo mejor que éstos podían hacer era mantenerse al margen. El aislacionismo americano empezó con Washington y no acabó hasta la segunda guerra mundial, bajo la presidencia de Franklin D. Roosevelt. o el nombre tenía una connotación negativa prefirieron llamarse "republicanos" y más tarde, "demócratas": son el Partido Demócrata de nuestros días.
Como todos los revolucionarios, Washington odiaba las divisiones políticas y era enemigo de lo que hoy llamamos partidos políticos. Los principios revolucionarios, el "espíritu del 76", deberían ser únicos y aceptados por todos. Pero, al inclinarse claramente por un poder federal fuerte, se enfrentó a los partidarios de la primacía de los estados. Éstos, dirigidos por Thomas Jefferson, empezaron a organizarse dando origen a una facción política que pronto fue conocida como antifederalista, por oposición a los otros, que eran federalistas. Como el nombre tenía una connotación negativa prefirieron llamarse "republicanos" y más tarde, "demócratas": son el Partido Demócrata de nuestros días, el partido político más antiguo de los que hoy existen. No puede decirse que Washington fuera el fundador de los partidos políticos –el mérito, si lo hay, es de Jefferson– pero fue el causante de que se crearan.
La herencia washingtoniana en el actual sistema de gobierno americano es enorme. Todo lo que hizo sentó precedente: la misma elección de la sede del gobierno federal de los Estados Unidos, la ciudad que lleva su nombre, fue decisión suya, aunque no llegó a verla acabada. Malas lenguas dicen que eligió aquel emplazamiento porque estaba cerca de su amado Mount Vernon.
Tras ser reelegido en 1793, de nuevo por unanimidad, Washington dejó la presidencia en 1797 para retirarse definitivamente a Mount Vernon. Esperaba encontrar allí la paz y la tranquilidad que la presidencia, especialmente en su segundo mandato, le había negado.
Pero su retiro duró poco tiempo: en diciembre de 1797, tras hacer una ronda a caballo por su hacienda en un frío día invernal, cogió un resfriado que enseguida se complicó con una infección en la laringe. Murió dos días después, a la edad de 67 años. Un contemporáneo hizo entonces de él un elogio fúnebre que ha pasado a la historia, al calificar a Washington como "el primero en la guerra, el primero en la paz, el primero en el corazón de sus conciudadanos".
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