Georges Cuvier: Padre de la paleontología (1812)

A pocas personas les puede pasar desapercibido un fósil. Esas formas extrañas petrificadas, restos de especies que nos parecen de ciencia ficción. Y, de entre tanta fascinación, ¿quién fue la persona que descubrió el primer fósil? Pues siendo sinceros: no tenemos ni idea.

Desde que el humano tiene un mínimo de curiosidad, observaría los fósiles, haciéndose preguntas al toparse con ellos. Se han hallado fósiles en cuevas paleolíticas, por lo que nuestros antepasados se llevaron a sus hogares esas rocas extrañas y serían dignas de escuchar las respuestas que inventarían para dar explicación a semejantes hallazgos. Otra cosa es que pudieran saber lo que eran realmente los fósiles. Ese es otro tema y ahí entramos en el maravilloso camino del nacimiento de la Paleontología.

Como ocurre con toda ciencia y disciplina, no hay un día concreto en el que digamos: “ea, y se creó la paleontología”. Siempre tienen un proceso y, más que uno, varios momentos claves que sirvieron para seguir dando pasos hasta la ciencia que conocemos hoy día. De hecho, seguimos dando pasos. Es la idea de toda ciencia: avanzar siempre hacia más y más conocimiento.

Imagina caer en la cuenta de que lo que tienes delante no es una roca, sino los restos de un animal de hace millones de años. No fue fácil empezar a afirmar tal idea.

Por remontarnos a un tiempo en el que podamos poner algún nombre y apellido nos iremos al siglo I. A Plinio el Viejo le leemos por primera vez el término “fósil”, que viene del latín fossile (“que se obtiene cavando”), que a su vez viene del verbo fodere (“excavar”). Estos romanos siempre tan prácticos. Claro que, Plinio tendría claro que eran objetos extraños que salían de la tierra, pero de ahí a identificar especies antiguas todavía quedaba un poco más.

Mientras ese momento llegaba, se defendieron todas las teorías disparatadas que puedas imaginar acerca del origen de los fósiles: como las criaturas se creaban del barro, los fósiles eran fallos en el proceso de creación; animales monstruosos creados por dioses; que eran los restos de los animales que no llegaron a subir al arca de Noé; otros hablaban de gigantes del pasado, como los cíclopes; algunos quisieron ver huesos de dragones... la lista podría ser tan larga como disparatada.

Pero llegamos a un punto en que los abuelos y abuelas de la paleontología hicieron teorías científicas. En su momento sonaron igual de locas que las del párrafo anterior, pero hoy día son claves para el trabajo de los paleontólogos.

Podríamos mencionar incluso a Leonardo Da Vinci, que hizo de todo, así que también realizó observaciones como naturalista. Entre sus cientos de notas se encontró el dibujo del Paleodictyon, un fósil que parece un panal de abejas. Pero queremos que puedas terminar de leer este artículo hoy. Así que nos venimos un poco más cerca en el tiempo.

Fue en 1812 cuando Georges Léopold Chrétien Fréderic Dagobert Cuvier (Georges Cuvier, para los amigos) dijo que los fósiles eran animales que habían muerto hacía mucho tiempo. Es considerado el padre de la paleontología y, sin duda, uno de los primeros en dejar constancia de estar viendo lo correcto al observar un fósil, o al menos acercarse más que nadie hasta ese momento. Poco después Charles Lyell publicó la obra Principios de Geología, con teorías sobre sedimentación y formación de los estratos, en un contexto en el que las teorías de la Biblia seguían teniendo mucho peso.

En noviembre de 1859 tenemos un hito destacado: se publicó On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life, es decir, la famosa obra El origen de las especies de Charles Darwin. Supuso una revolución conceptual en la época, con la que Darwin defendía la evolución de las especies y la selección natural, esto es: que las especies van cambiando y las más adaptadas sobreviven y siguen reproduciendo crías que seguirán evolucionando (grosso modo).

Mientras la teoría de la evolución iba calando en el pensamiento intelectual, la familia Anning iba descubriendo fósiles. Mary Anning, considerada la primera paleontóloga de la historia, desenterraba restos fósiles por los acantilados de Lyme Regis, en Inglaterra. Para finales del siglo, ya contábamos con paleontólogos dedicados al estudio de los dinosaurios y grandes reptiles, como los casos de Othniel Charles Marsh y Edward Drinker Cope. En 1891, Eugène Dubois descubrió los primeros restos de Homo erectus que inició Steven Spielberg (mención de honor merece el olvidado Michael Crichton, autor de la novela en que se basó la peli).

Al final, todo el interés del ser humano en los fósiles viene de intentar buscar respuestas. Al final, desde la prehistoria a hoy, todos mamamos de la fantasía para mostrarnos realmente fascinados por los fósiles. Por tanto, no podemos saber quién descubrió el primer fósil, pero sí tenemos claro quiénes fueron los pioneros en estudiarlos.

[Fuente: Fran Navarro, publicado en muyinteresante.com]

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